FERIA DE VALDEMORILLO
Alberto Lamela lo borda con un gran toro de Victorino
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El público obligó a Fernando Cruz para que saliera a saludar al final del paseillo como homenaje de cariño en la tarde de su reaparición después de la gravísima cogida que sufrió en Madrid el 15 de agosto de 2012 . Dos horas y quince minutos después se lo llevaban en hombros como triunfador de la corrida y también de la feria. Cruz le encontró la medida a los victorinos, entre los que hubo de todo, como un muestrario de las características de la ganadería.
No fue el suyo el mejor lote pero supo sacar partido del pitón derecho de su primero en muletazos largos y muy rematados. Por el pitón izquierdo no había nada que hacer. Una estocada caída pero fulminante le facilitó cortar la primera oreja. Luego vendría otra en el quinto, un toro que no parecía de Victorino, ni por sus hechuras ni por su comportamiento, con la cara alta y su embestida tontorrona. Fernando Cruz se lo trajinó con soltura pero sin dejar huella ante las características de un toro bajísimo de casta. Acertó con la espada después de un pinchazo y como la gente estaba con él le dieron la oreja que le abría la puerta grande. Se merercía esta reaparición feliz después del trance terrible que vivió hace seis meses.

El sexto fue otro buen victotrino pero distinto. Era un toro encastadpo y exigente que desarrolló sentido a medida que transcurrían los muletrazos. Lo mejor de Lamela en este toro lo consiguió al principio de la faena sobre la mano derecha. Como premio de consolación le dieron una oreja.
El lote más complicado se lo llevó Sergio Aguilar que se empleó a fondo para salir airoso, sufriendo una voltereta en su primero al intentar un pase de pecho. El cuarto toro, muy probón y desparramando la vista, apenas quiso tragarse algún muletazo por el pitón izquierdo. No tuvo suerte este buen torero del que siempre se espera algo importante.
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