En Sevilla sin Eduardo Canorea las cosas serán más fáciles de arreglar, para en 2016 volver a torear en la Real Maestranza. Morante: "a mí me supone mucho dinero, mucho prestigio y mucha afición tras de mí".
Ya hasta el desnivel del ruedo --que para él se ha convertido en una obsesión-- se va a arreglar, para que no sea causa de discordia.
Sus buenos propósitos coinciden --¿sólo coinciden?, esa es la duda-- con la salida de Antonio Barrera como mentor directo del torero de la Puebla, a quien ya está dirigiendo y acompañando otro hombre de Bailleres, José Miguel Carvajal, que hasta ahora venía haciendo los mismos cometidos para los mexicanos con Talavante.
Ahora habrá que ver si también "El Juli" y los demás comparten que la salida de Canorea es razón suficiente para desandar lo andado.
Lo sustantivo es que Morante ha cambiado de criterio y puede ser el detonante final para hacer un punto y a parte en el pleito de Sevilla, que tanto daño ha hecho, especialmente a la propia capital andaluza y a su economía de pie de calle.
"Mi ánimo siempre ha sido el mismo –ha comentado Morante--, lo que pasa que el año pasado no hubo entendimiento porque pusieron unas condiciones que yo no las veía apropiadas y, sin ser condiciones descabelladas en mi contra, vi que necesitaba otro tipo de preocupación hacia mí. Espero con ilusión que todo se pueda reconducir y que Sevilla vuelva a ser lo que ha sido siempre: la Feria de más atractivo porque eso ha concentrado lo mejor de la Tauromaquia en La Maestranza”.
Para el torero de la Puebla el detonante del cambio ha sido la salida de Eduardo Canorea de la gestión de la Empresa Pagés. "El que haya salido de la empresa es una circunstancia nueva y que la queremos ver como positiva para el entendimiento. Como todo nació a raíz de unas declaraciones de Eduardo, su ausencia facilita ahora mucho más las negociaciones y yo espero que se haga mucho más fácil volver a Sevilla”.
Está convencido que con Ramón Valencia todo será más fácil, aunque hasta ahora no haya mantenido --según confiesa—más que contactos puntuales, tan puntuales como éstos: “lo he saludado coincidiendo en la calle, y sus formas han sido de cariño, de quererlo arreglar todo”. Y en otro momento de la entrevista, afirma: “Ojalá que sea el año que viene el de la vuelta, porque yo soy el más interesado en que todo se arregle. Si puedo echar una mano a la empresa, la echaré”.
Morante considera que en este pleito es el “más afectado, no solamente por estar en Sevilla, sino porque a mí me supone mucho dinero, mucho prestigio y mucha afición tras de mí”. Y añade: “Sevilla es un sueño, Sevilla es la gloria, pero no se puede jugar con los sentimientos. Yo espero que todo esto se arregle ya de una vez y que yo pueda lucir en Sevilla mi tauromaquia, que es donde mejor se me ve. A lo mejor no es donde mejor lo hago, porque depende del toro y de las circunstancias, pero sí donde mejor se me ve. Donde yo sueño una faena, es en Sevilla”.
Y para alcanzar semejante sueño ya ha dejado de ser un problema fundamental los desniveles del ruedo sevillano, una cuestión que viene siendo un auténtico “casus belli” a lo largo del año, como ya dejó claro en Madrid. Ahora tiene toda la confianza que con Ramón Valencia también en eso se solventará.
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