Por Santi Ortiz
La pregunta no es retórica y va dirigida a la Fundación del Toro de Lidia (FTL), a la que el Ministerio de Cultura y Deporte (en adelante Ministerio de Cultura) ha galardonado con el Premio Nacional de Tauromaquia de este año. No seré yo quien cuestione el merecimiento del organismo premiado ni lo justificado de la concesión. Enhorabuena a todos. Ahora bien, una vez pasada la euforia del reconocimiento, ¿os habéis dado cuenta de quién viene? ¿No es del mismo Ministerio y el mismo Ministro que ha discriminado a los profesionales taurinos de las ayudas por la pandemia del Covid-19; el mismo que miente y engaña animando a denunciar al Ministerio de Trabajo por tal negativa, en vez de ser él como amo del chiringuito quien saliera al paso de tamaño desafuero en defensa de un sector cultural, como el taurino, que está bajo su competencia? ¿No es el mismo Ministerio y el mismo Ministro que, teniendo para el año próximo un presupuesto de 1148 millones, no dedica… ¡ni un solo euro! a la tauromaquia, mientras que música, danza, teatro y cine, percibirán un total de 246 millones, y artes y museos y arqueología y patrimonio, se impulsarán con más de 300 millones? ¿No pertenece el mandamás de este Ministerio –el inepto, inculto y embustero Uribes– a un partido cuyos eurodiputados, salvo dos, votaron contra la economía española excluyendo a los ganaderos de lidia de las ayudas de la Política Agraria Común? En definitiva, ¿no está este Ministerio y este Ministro encuadrado en un Gobierno que está haciendo todo lo posible por acabar con el toreo?
Repito la pregunta: ¿de verdad, lo vais a aceptar? Mirad que ya no sois niños para querer una cosa, pero no sus consecuencias. Todo va incluido en el lote. ¿Se imaginan a las víctimas del terrorismo recogiendo un premio que les diera Bildu? ¿O a los palestinos de Gaza aceptando un premio que les diera Netanyahu? ¿O a los judíos de un campo de concentración festejando el premio que les otorgaran las SS?... Y no me tilden de exagerado, porque hay que ser muy ciego, muy sordo y muy tonto para no darse cuenta de lo que este Gobierno pretende con los toros; además, que tampoco se cortan un pelo en decirlo: ¡Lo quieren borrar del mapa! Así de sencillo, igual que la ETA a sus enemigos, el sionismo a los palestinos, o los nazis a los judíos.
¡Cuidado con las burbujas de los galardones, que se suben a la cabeza! Y éstas del Ministerio de Cultura llevan incorporado un veneno estupefaciente. No vayáis a perder el norte. No os vaya a ocurrir lo que a Alec Guinness, en su papel de coronel de prisioneros, en “El puente sobre el río Kwai”, cuando cegado por su propia obra –el puente–, no ve que está traicionando a los suyos y favoreciendo al enemigo.
A mi juicio, se le haría un daño considerable al toreo aceptando este premio. Un peón de Pedro Sánchez metido a ministro no puede comprar al toreo o amordazar a la Fundación con una limosna de 30.000 euros, mientras que las partidas destinadas a los demás sectores culturales se cifran en millones. ¡Qué baratita iba a salirle la jugada! Y cuánto se estarán desternillando de risa en Cultura a raíz de las manifestaciones de la cúpula de la FTL. Tanto del contento –por otro lado lógico– de su presidente, como de su director, que ve en el premio “un respaldo y un reconocimiento” –¿de quién, de Uribes?– o su portavoz, agradecido al cien por cien por el galardón “más allá de las polémicas o discrepancias con el Gobierno” a las que al parecer, no cabía hacer mención porque, “por cortesía, no es el día”. Qué suerte poderse permitir el lujo de ser cortés y elegir el día para protestar. Ya les gustaría poder decir lo mismo a los profesionales del toro que tienen que estar un día y otro en las colas del hambre para arrimar la comida a sus estómagos y los de sus familias porque el Ministro del premio y la Ministra de Trabajo, faltando a la ley, los han echado fuera de las ayudas como a perros.
Los 30.000 euros del premio son las treinta monedas de Judas. Si la FTL los admite traiciona a la Tauromaquia, la condena a seguir pasando más humillaciones y contribuye a allanarles el camino de la abolición a sus enemigos. Esos euros no hay que cogerlos ni para donarlos, pues si se aceptan, se aceptan con todas las consecuencias. Se puede ir a recoger el premio y, en el discurso correspondiente, poner verdes al Ministerio y a Uribes por la canallada y la ilegalidad que están cometiendo con la gente del toro, pero el dinero se deja allí y nadie lo toca.
Es que en las circunstancias actuales hasta el premio pierde su sentido. Recordemos: el Premio Nacional de Tauromaquia se creó mediante la orden CUL/3009/2011 a raíz del traspaso de competencias del Ministerio del Interior a Cultura y en ella se consagraba la consideración de la actividad taurómaca como una DISCIPLINA ARTÍSTICA y un PRODUCTO CULTURAL y, por lo tanto, una actividad digna del fomento y la protección de la cultura. Y ahora, nueve años después, el premio anual sigue, pero los actuales prebostes de Cultura, Trabajo, el buscón de Pablo Iglesias, su topo Sergio García Torres y demás antis, hacen caso omiso de la legislación y de todo lo que les estorba y se ponen a cuestionar si los profesionales taurinos entran dentro de las ayuda a los artistas, si el toreo es cultura y todo lo que sirva para marear la perdiz a fin de irse deshaciendo de la Tauromaquia. Y ustedes, señores de la Fundación, ¿vais a caer en la indecencia de aceptarles su premio?
Debo confesar que siempre encontré sospechosa la tibieza con que la FTL había abordado el tema de la negación de ayudas a los profesionales taurinos; tibieza que continuó con las versallescas cartitas de protesta de su Presidente, que a nada conducían, cuando lo que se esperaba de la Fundación era esa firmeza jurídica mostrada en otras ocasiones. Y yendo al tronco, no a las ramas de los SEPEs, pues ir contra ellas sólo podía concluir del modo en que lo ha hecho: con la certeza de que sus funcionarios se limitaban a obedecer órdenes de sus superiores. Verdaderamente, cuesta trabajo entender por qué el servicio jurídico de la Fundación no ha planteado en los tribunales con total firmeza la batalla que cabía esperar ante los casos de prevaricación de los ministros Yolanda Díaz y Rodríguez Uribe.
Dado el contento mostrado por la concesión de este premio, me temo que la intención de la FTL es aceptarlo si no valoran las consecuencias, media la coherencia y deciden lo contrario. Si no es así, ya les adelanto que muchos de los que formamos parte del mundo del toro no lo entenderíamos. Tal vez se haya quedado antigua, pero hay una palabra hermosa, dura, comprometida, que se llama DIGNIDAD. Una palabra que, cuando se refiere al toreo, arrastra toda una historia de grandezas, de luchas, de lutos, de sacrificios, de vidas que son sensibles a las ofensas, desprecios, humillaciones y faltas de consideración, como las que ahora está padeciendo por parte de los que tienen la cara dura de arrojarles una limosna disfrazada de premio. En nombre de esa dignidad, les ruego no acepten el premio, de lo contrario no sólo habrán caído en el descrédito, sino que le habrán servido al enemigo una victoria en bandeja: la de desunir todavía más al toreo.
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