Por Vicente Parra Roldán
Dentro
de su tradicional feria de mayo, Aracena acogió hace cincuenta años una
novillada en la que tomaron parte Clemente Antolín “El Millonario”, Manuel
Benítez “El Cordobés” y Carlos Corbacho ante reses de Ana Romero.
Lleno
en los tendidos para presenciar este espectáculo con la presencia de los
novilleros más destacados de la temporada y, especialmente, por la actuación de
“El Cordobés” que, por aquellas fechas, era la máxima atracción de la torería y
que, con este festejo, se presentaba en la provincia onubense.
El
encierro trajo consigo dos novillos buenos – primero y sexto y otros cuatro que
dejaron mucho que desear aunque los lidiadores supieron corregirles sus defectos
y conseguir que les ayudaran para la lidia.
El
Millonario, de grosella y oro, se encontró con un buen novillo, con el que se
lució tanto con el capote como con la muleta, especialmente a la hora de
utilizar la mano izquierda antes de dejar unas manoletinas. Terminó de media
delanterilla y un descabello, paseando una oreja. Recibió con una larga
cambiada al cuarto y, tras pasar por los caballos, se coló en varias ocasiones
poniendo el peligro a su lidiador que se impuso por su valor y sus ganas por lo
que tras dejar una estocada y un descabello obtuvo otra oreja.
El
público había acudido a contemplar la actuación de “El Cordobés” que, en esta
ocasión, vistió de morado y oro, siendo recibido con una clamorosa ovación, que
se repetiría al torear a la verónica. Tras doblarse con su primero, rápidamente
se puso a torear al natural, logrando una serie de siete pases magníficos por
su armonía y ejecución y otra muy importante de redondos, rematadas con
magníficos pases de pecho para concluir con unas ajustadas manoletinas. Perdió
el triunfo, que tenía en sus manos, por el mal uso de las espadas pues necesitó
de tres entradas y un descabello, quedando en una triunfal vuelta al ruedo,
devolviendo prendas.
En
el quinto, nueva apoteosis a la hora de usar el capote para recibir a su
oponente. Tras tres buenas dobladas por bajo, El Cordobés logró una interesante
faena con ambas manos, sacando pases en un terrero inverosímil entre el delirio
de los tendidos que vieron como el diestro volvía a fallar con los aceros y el
triunfo que estaba en sus manos se quedó reducido a una sola oreja con la que
paseó el ruedo entre ovaciones.
De
lila y oro vistió Carlos Corbacho y estuvo muy voluntarioso ante su primero, un
animal que sacó demasiadas dificultades y que pasaportó defectuosamente, por lo
que los tendidos silenciaron la labor del linense. En el que cerró plaza caldeó
el ambiente con el recibimiento con el capote para seguir, con la muleta, en
series con ambas manos que gustaron mucho en los tendidos y ayudado por el revolcón
recibido al dejar una estocada, que necesitó el refrendo del verduguillo, le
sirvió para conquistar las dos orejas.
Fue una tarde divertida la que se vivió en Aracena con la presencia del ídolo del momento, de Manuel Benítez “El Cordobés”. Esto sucedió hace medio siglo, pero en Aracena aún se recuerda aquel festejo.
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