Chaleco que llevaba Joselito en Talavera |
Fecha grabada a fuego en la memoria de los aficionados y en la historia de la Tauromaquia: 16 de mayo de 1.920. Han pasado 94 años. Fue el día en que murió José Gómez Ortega en Talavera de la Reina (Toledo) tras la cornada que le asestó el toro "Bailaor", de la Viuda de Ortega. Tan grande era Joselito, que cuando corría la noticia, la gente pensaba que era una broma pesada. No se lo querían creer. Unos, quizás porque no se hacían a la idea de perder a tan gran torero; otros, por simple desconfianza. Pero era cierto. Se confirmaba la noticia sobre la tragedia que cayó sobre un auténtico maestro de sólo 25 años recién cumplidos. A tan temprana edad, mandaba en el toreo como nadie lo ha hecho y mejoró la Fiesta en muchos ámbitos. Al contrario de Juan Belmonte, que encontró en Manuel Cháves Nogales a la persona idónea para difundir la historia en su beneficio, Joselito no tuvo un predicador; si lo hubiese tenido, probablemente los aficionados posteriores le diesen la dimensión y la importancia que realmente tuvo.
Uno de los ámbitos que Joselito se empeñó en mejorar fue el de la construcción de las plazas de toros Monumentales. Las plazas de la fecha se le quedaban pequeñas para verlo torear junto a Belmonte, por lo que el menor de los Gallo propuso el levantamiento de plazas con mayor capacidad de aforo. La Fiesta crecía gracias a la llamada Edad de Oro del toreo. Ahí está la plaza de toros Monumental de Las Ventas, idea suya aunque no llegara a verla terminada.
Como no, Joselito quería una Monumental en Sevilla, pero la alta sociedad sevillana se oponía al proyecto. No querían que la Real Maestranza tuviese una plaza moderna que la pusiese en el peligro de sucumbir. Tan fuerte y sonada era la guerra que se abrió, que ningún arquitecto sevillano se atrevía a firmar los planos de la construcción. Joselito, a base de esfuerzo y dinero, logró que la plaza finalmente se construyese cerca del Barrio de San Bernardo. Nada se le oponía al gran torero, que a pesar de su juventud ganaba cada pulso que echaba. A lo largo de dos años se celebraron corridas de toros en las dos plazas. Imagínense la situación de hacerle la competencia al sagrado templo del toreo que es la Maestranza.
En 1919, Joselito "El Gallo" recibía un gran palo de la vida: fallece su madre, Gabriela. El torero, se sumergió en una tristeza inmensa, ya que con su madre tenía una relación muy fuerte e intensa. Palos de la vida a las personas, que influyen decididamente en nuestro día a día, salpicando de lleno a nuestra actividad profesional. Por otra parte, su vida personal también se le ponía cuesta arriba en el amor. Joselito estaba enormemente enamorado de Guadalupe de Pablo Romero, hija del ganadero con el que mantenía una gran amistad , lo que para Felipe de Pablo Romero no era suficiente. Joselito, aunque muy buen amigo, era medio gitano, algo que no aprobaba el ganadero. Ni siquiera le importaba lo que sentía Guadalupe, tan enamorada que sin llegar a contraer matrimonio, a su muerte tardía dejó algo escrito en su testamento: que jamás le faltasen flores frescas al Mausoleo de Joselito.
Gregorio Corrochano |
La corrida del 16 de mayo de 1920 en Talavera de la Reina, la organizaba la familia de Corrochano, y Joselito, posiblemente, accedió a torear este día por 2 motivos: acallar las críticas del periodista y conseguir suavizar la relación.
En malos momentos personales surgió la propuesta y probablemente la oportunidad de quitarse una losa que tanto le pesaba, ¿fueron esos los motivos por los que Joselito aceptó torear ese día en Talavera? Nunca tendremos la certeza, lo que sí sabemos es que la vida de José Gómez Ortega allí acabó. La mala suerte lo fue rodeando durante un tiempo, golpe tras golpe, y le pilló por poco, si creemos las palabras que le desveló a un afamado entrevistador: "estoy enamoradísimo la de hija de un popular ganadero sevillano y voy a casarme con ella. Dentro de un par de temporadas, me retiro. Y lo voy a hacer como Guerrita: en la feria del Pilar de Zaragoza, a la que tanto amo, y por sorpresa".
Monumental de Sevilla |
En malos momentos personales surgió la propuesta y probablemente la oportunidad de quitarse una losa que tanto le pesaba, ¿fueron esos los motivos por los que Joselito aceptó torear ese día en Talavera? Nunca tendremos la certeza, lo que sí sabemos es que la vida de José Gómez Ortega allí acabó. La mala suerte lo fue rodeando durante un tiempo, golpe tras golpe, y le pilló por poco, si creemos las palabras que le desveló a un afamado entrevistador: "estoy enamoradísimo la de hija de un popular ganadero sevillano y voy a casarme con ella. Dentro de un par de temporadas, me retiro. Y lo voy a hacer como Guerrita: en la feria del Pilar de Zaragoza, a la que tanto amo, y por sorpresa".
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