No podían faltar la lluvia, ni los toros de Ibán, dos constantes en San Isidro, sin ambos esto no parece lo de siempre.
Lo malo es que entre el agua y el juego de los toros la tarde se fue a pique.
Y con las gafas de la tolerancia, así vio Madrid la corrida de Ibán, que sigue teniendo bula papal en esta plaza, a pesar de que salen corridas como la de hoy que fue un auténtico engaña bobos.
Una cosa es la procedencia y la tipología y otra muy distinta el trapío, y ese toro era impropio de Madrid.
En todo caso es preferible una corrida violenta y bravucona como la de ayer a la borrega. Y para el aficionado de Madrid algún toro, como el segundo, le supuso un plus de interés.
Ese toro, que derrochó genio, exigía una muleta poderosa y Bolívar se empeñó en pegar pases, como al toro de ida y vuelta que abunda.
Es posible que Bolívar pagara el cambio precipitado de tercio.
El toro se quedó crudo para la muleta
Es posible que Bolívar pagara el cambio precipitado de tercio.
El toro se quedó crudo para la muleta
Robleño derrochó paciencia para sacare algo de un lote que se fue apagando.
En su primero hasta le recordamos una tanda con la izquierda impecable.
Pinar se colocó muy cruzado en una labor exigente pero delante no encontró otra cosa que caras por las nubes y escaso recorrido.
Hay que destacar como merece un par de Ángel Otero al cuarto toro. este banderillero está llevan do una feria excepcional.
También lució la facilidad con los palos del colombiano Gustavo García
También lució la facilidad con los palos del colombiano Gustavo García
Fernando Robleño: Silencio y silencio tras aviso; Luis Bolívar: Silencio tras aviso y silencio; Rubén Pinar: Silencio en los dos.
Entrada: Tres cuartos. Saludó tras banderillear al cuarto Ángel Otero.
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