Triunfó con muchos matices pero demostró dos cosas; sentido del espacio y colocación delante de la cara del toro. Y sobre todo el apoyo de un público entregado con él.
Rafael Serna topó con un novillo que le costó humillar pero lo mejor virtud del torero fue su templanza y cabeza para dejarle la muleta en la cara y con suavidad correrle la mano con algunas tandas muy estimables. Gustaron los detalles y pases de la forma que tuvieron gusto.
Se le notó al novillero una madurez y una mentalidad más que sobrada para estar delante de los novillos. Tras una gran estocada se le pidió con fuerza una oreja que le fue concedida por la Presidencia.
En el último se fue a portagayola. No se ajustó con el capote en un saludo bastante discreto. Su faena de muleta tuvo un primer comienzo por bajó que tuvo cierto empaque y criterio. Creo que ayudaron esos primeros compases a que el novillo se templara.
Luego la faena tuvo momentos, que fueron más intensos cuando ligó varias series con la derecha que fueron calando en el público poco a poco hasta meterse en la faena al son del pasodoble "Dávila Miura". Esa es la clave. Fue aquí cuando el público conectó, y aprovechando el solo de trompeta, y un emotiva tanda al natural fue cuando la plaza se rompió totalmente con Serna. Esos naturales fueron lo mejor de la noche.
Serna actuó de forma inteligente y realizó lo que la afición de Sevilla quiere y le gusta, que es sentir el toreo, y tenía el ambiente para ello. Se nota que jugaba en casa. Faena detallosa, medida y sobre todo sentida que con una estocada algo desprendida motivó que la gente pudiese con euforia, - a lo mejor excesiva - las dos orejas que le entregaba a Serna la gloria de salir por la Puerta del Príncipe.
Y es que ya lo dijo Canorea, este año Sevilla se convertía en el abono del futuro, y vaya que sí ha acertado, en un mes tres puertas triunfales, y con un futuro de novilleros muy importante.
Y DIGO YO....http://perezalarcon.blogspot.com.es/
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