Por VICENTE PARRA ROLDÁN
Hace medio siglo, había otros métodos publicitarios que,
lógicamente, también afectaba al planeta taurino, siempre tan ávido de
novedades.
Por eso no es de extrañar lo pretendido llevar a cabo en tan solo un
día.
La meteórica carrera del jienense “Carnicerito de Úbeda”
hizo conseguir a su apoderado una jornada pletórica con tres actuaciones en el
mismo día; pero, finalmente y por diversas circunstancias, la epopeya no pudo
celebrarse aunque, eso sí, se mantuvo el festejo previsto para el día 19 de
junio de 1966 en la plaza de Huelva.
En esa jornada, el jienense estaría acompañado por
el cordobés Fernando Tortosa y el jienense, aunque nacido en Huelva, Florentino
Luque que hacía su presentación en su tierra.
Para la ocasión se eligieron novillos de Pérez de la Concha,
que reemplazaron a los anunciados de Gerardo Ortega. Y las reses tuvieron un
juego variada, venciéndose por el pitón izquierdo el primero; el segundo tuvo
casta; el tercero mansurroneó; el cuarto tuvo feo estilo; el quinto fue
incierto y aplomado y el que cerró plaza fue un “regalo”.`
Abrió plaza Florentino Luque que toreó con gusto de capote y con la muleta, ajustándose en demasía entre las ovaciones de
los tendidos que al terminar de una estocada, le premiaron con una oreja. Con
el otro, con menos opciones de triunfo, se lució en unas series de redondos y,
especialmente de naturales y, aunque no estuvo afortunado a la hora de matar,
fue galardonado con otra oreja con la que, eufórico, paseó el anillo.
Buenos comentarios dejó Fernando Tortosa que demostró,
además de tener un arte exquisito, poseer un valor a prueba de bombas. Con su
primero, se lució en una serie de redondos y, tras un pinchazo y una estocada,
cortó una oreja, trofeo que repetiría en el quinto donde repitió su triunfo
tras nos valerosos doblones a los que siguieron buenas series de naturales. De
nuevo dejó un pinchazo y media estocada antes de recibir su premio.
La atracción del festejo estaba en “Carnicerito de Úbeda”.
Con su primero estuvo lucido en una actuación que gustó a los tendidos y que
culminó de una estocada, logrando un trofeo aunque se pidió con fuerza el
segundo. En el que cerró plaza, lo toreó en los chiqueros superando los
inconvenientes que presentaba el animal del que se desprendió de dos pinchazos
y un descabello.
Lo mejor del festejo estuvo en la brevedad y en
la facilidad que tuvieron los espadas para acabar con sus oponentes, dejando un
buen sabor de boca en los espectadores que, en su mitad, cubrieron los tendidos
del coso onubense
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