El 'anti' que se convirtió en taurino por amor: "Vivía en un mundo dominado por la ignorancia"

"Noté en los aficionados mucho interés por el estado físico y mental de los toros, casi protegiéndolo además de admirarlo. Es algo que nunca olvidaré ya que cuando era antitaurino me imaginaba todo lo contrario, que antes de salir al ruedo los golpeaban, los dejaban en cuartos oscuros, no los alimentaban, los lastimaban y otra serie de maldades para que los toros salieran débiles al ruedo. Pero te das cuenta que vivías en un mundo dominado por la ignorancia y que gran parte de lo que se dice en internet es mentira. Es una bola se hace grande a través de un boca a boca interesado"
Ese día comenzó su conversión hacia el toreo, fundada después en muchas actividades más. Comprobó en los corrales el cuidado del toro en la previa de una corrida, visitó el campo para descubrir la cuidadosa cría de bravo, el mimo con el que se trata al animal y la conservación del ecosistema que ello conlleva. Abrió los ojos. "Todo lo que yo pensaba como antitaurino era una simple fantasía creada por los medios mal informados, la gente ignorante y otras personas que posiblemente tengan algún otro tipo de interés...".
Y es que desde entonces duda del fondo de los colectivos contra el toreo. "No creo que lo hagan motu proprio. Tendrán alguna subvención o alguna ganancia, supongo".Gordon es argentino al igual que Leonardo Anselmi, portavoz de 'Prou!' e impulsor de la ILP que acabó por derrumbar las corridas de toros en Cataluña. "Nunca he hablado con él. Sé quién es, sé lo que hace y no me puedo creer que como emigrante haya podido convencer a Cataluña y hacer eso. Debe tener buena labia porque ha logrado convencer a mucha gente. O quizá la gente fue también muy ignorante. Fue valiente porque se atrevió a hacer lo que hizo sin conocer de qué hablaba, pero debió informarse antes", dice, y critica la cerrazón del su antiguo colectivo.
"He intentado conversar con ellos, les he dicho que yo soy en ejemplo de un antitaurino que un día abrió su mente, investigó y se dio cuenta que aquello que odiaba es muy distinto a lo que en realidad creía. Fue imposible, suele ser gente muy cerrada. Hay animalistas con los que es difícil hablar de esto y razonar. No se dan cuenta que los aficionados somos los primeros amantes de los animales. Tampoco quiero convencerlos de que los toros pasen a ser de su agrado. Sólo busco su respeto".
Desde su 'transformación', el toreo forma parte de la vida de Patricio Gordon: viaja con su familia cada año a España a presenciar en directo las principales ferias; ha transformado su casa de Los Ángeles, donde reside, en un auténtico museo taurino donde predominan los carteles, las banderillas, los capotes y las muletas; ha escrito un libro en el que razona los motivos por los que ser aficionado; y hasta enseña a torear su hijo, de poco más de dos años, y que ya conoce los principales templos de este arte. "Es un orgullo para mí inculcarle la Fiesta Brava a mi hijo ya que la Tauromaquia es un hermoso estilo de vida", sentencia.
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