Por Joan Colomer
Como cada temporada, suena el rumor de una posible apertura de la
plaza de toros Monumental de Barcelona. En la temporada que se cumplen
104 años de su inauguración, el emprendedor empresario José María Garzón
ha expresado su ilusión y voluntad de poder programar una corrida de
toros con un cartel de relumbrón, que podría contar con la presencia del
gran José Tomás, ídolo indiscutible del público barcelonés.
Garzón, que
cuenta con una excelente hoja de servicios al frente de las plazas
sureñas de Algeciras y Granada, no lo va a tener nada fácil.
Sinceramente, no creo que el antitaurino Balañá esté por la labor de
facilitar el arrendamiento de la Monumental. Balañá sigue manteniendo la
plaza en óptimas condiciones pero no parece que tenga el suficiente
valor, dignidad ni afición para contribuir al resurgir taurino en
Catalunya. La empresa Balañá está dinamitando toda la herencia recibida:
se vendió Las Arenas, tiene cerrada la Monumental y ha cerrado
recientemente la histórica sala de cine Palacio Balañá. Por este motivo,
resulta poco probable que tenga el más mínimo interés en facilitar el
regreso de los toros al candente y centenario albero de la ciudad
condal.
La situación taurina actual de Barcelona contrasta con la de hace,
por ejemplo, cincuenta años, En 1970, la Monumental programó unos
sesenta festejos con la inclusión de las máximas figuras del momento:
«El Cordobés», que actuó un total de siete tardes, Paco Camino, Antonio
Ordóñez, Diego Puerta, Palomo Linares, El Viti, Bernadó,.. En ese ciclo
taurino, se organizaron unas ocho o diez corridas de toros, cuyos
carteles no se dieron en ninguna otra plaza española.
Además de estas
importantes funciones en la Monumental, la otra plaza, la de «Las
Arenas», ofrecía, los viernes por la noche, su famoso concurso de
noveles «Esperanza 70», patrocinado por el periódico «Solidaridad
Nacional» y con la colaboración de » La Prensa» y la popular «Radio
Juventud». En estas novilladas sonaron con fuerza los nombres de
Tizones, Joselito, Ángel Quintana. Antonio Márzquez, El Zamorano,Vicente
Segura, Joselito de la Cruz, Manolo de los Reyes, El Charro,…
De esta esplendorosa época, que hemos puesto a modo de ejemplo, tan
solo quedan carteles, fotos, crónicas y muchos recuerdos.
El silencio se
ha apoderado de la Monumental catalana gracias a su propietario.
Esperemos que las ilusiones del empresario José María Garzón no caígan
en saco roto y que se pueda cumplir su sueño que es compartido,
indudablemente, por todos los aficionados catalanes. Unos aficionados
muy activos que, desde la Federación de Entidades Taurinas, la Utyac, la
Casa de Madrid y las distintas peñas taurinas, mantienen viva la llama
del toreo en Cataluña.
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