Hoy se cumplen cuatro décadas de la última Puerta del Príncipe de Curro Romero
Era el 19 de abril de 1980, sábado de preferia.
El ambiente de gala en los alrededores de la plaza abarruntaba tarde de acontecimiento , lleno total en un esplendido día. Los carteles impresos con los nombres de Curro Romero, José María
Manzanares y el joven Espartaco que debutaba en el coso maestrante como matador para despachar una corrida de Carlos
Núñez.
Había un ambiente excepcional en aquella Sevilla que vivía, además, las vísperas de un derbi, de un partido entre los dos eternos rivales futbolisticos de la ciudad.Y recordamos que Sevilla estaba también en la previa de un debut que tenía muy ilusionado al mundillo taurino.
Había un ambiente excepcional en aquella Sevilla que vivía, además, las vísperas de un derbi, de un partido entre los dos eternos rivales futbolisticos de la ciudad.Y recordamos que Sevilla estaba también en la previa de un debut que tenía muy ilusionado al mundillo taurino.
Y es que dos días después, en el
lunes del alumbrado, se presentaba en la Maestranza con una novillada de
Baltasar Ibán al que se consideraba príncipe heredero del trono que
ocupaba Curro Romero, Pepe Luis Vázquez, el hijo del mítico Pepe Luis.
Ambos estuvieron a gran altura con su lote.
Pero la tarde se impregno de la magia currista y todo lo demas sobro. Aún se recuerda el suceso con admiración .
El Faraón- de corinto y oro con un inmeso bordado floral alado - dictó dos faenas encantadoras plenas de temple y estilo cúal los cánones clasicos , cargando la suerte , con airosos remates que pusieron al respetable público en pie con atronadoras ovaciones.
Le cortó Romero las dos orejas a su primero, por lo que ya tenía entreabierta la Puerta del Príncipe. Sólo faltaba un empujoncito para que se abriese y se consiguio en el cuarto toro de Nuñez.
Le cortó la oreja
que faltaba para tener la llave que abriese aquella puerta, por lo que
en los dos últimos toros había prisa en los tendidos para que todo
acabase y echarse al ruedo para llevar en volandas a su torero hasta el
Paseo de Colón.
El paseo final ,la mitica y gloriosa vuelta al ruedo antes de cruzar la puerta de los sueños fue lo mejor. Cúal romeria popular junto a los sones del tamboril....como un gozoso clamor rociero
Y nada de costaleros mercenarios, sino partidarios con sentimiento llevando en volandas a su torero, el torero más querido por una ciudad
Y nada de costaleros mercenarios, sino partidarios con sentimiento llevando en volandas a su torero, el torero más querido por una ciudad
Curro volvió a abrir la Puerta del Príncipe por quinta vez cuando algunos ya
hablaban del agotamiento del famoso tarrito de las esencias del impar artista de
Camas...
Joaquín Caro Romero, en la crónica escrita para el diario ABC,
habló de “clamor” y de algo “inenarrable”.
El poeta sevillano reseñaba que “parecía que los espectadores querían alfombrar la plaza con ramas de romero”.
El excelente cronista reflejo el idilio como nadie .
“Y es que
Curro y Sevilla son como Romeo y Julieta... en el amor entre Curro y
Sevilla no hay drama, sólo disgustos, que siempre acaban, tarde o
temprano, en satisfacción”.
El día después de aquello tan grande llega hasta nuestros días y los más veteranos aficionados todavia paladean aquella tarde con alegre nostalgia con cuarenta años de regusto.
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