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jueves, 21 de junio de 2012

El perfil del aficionado


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Varón, con estudios universitarios y entre 25 y 34 años.


Este es el perfil del aficionado más abundante en las plazas de toros. Nada que ver con ese cliché de caspa, incultura y senectud que los antis han tratado de vender como argumento fundamental para una supuesta decadencia (y consecuente necesidad de eliminación) de la fiesta.
Los datos los proporciona el Ministerio de Cultura, y no precisamente el de Wert, ese hombre que se dice taurino y que de momento no sabe cómo llevar su afición a la práctica desde su despacho de la Plaza del Rey; corresponden a la "Encuesta de hábitos y prácticas culturales 2010-2011" que se publicó bajo el mandato de la ministra Sinde, poco amiga de los toros (al menos en la plaza).
Según este estudio (que puede consultarse aquí: http://www.mcu.es/estadisticas/MC/EHC/2010/Presentacion.html ), un 8,5% de la población española ha asistido al menos una vez al año a un festejo taurino.
Puede que para los antis no sea mucho, pero depende de con qué se compare: a conciertos de música clásica solo asistió un 7,7% de la población, un 6,1% a espectáculos de ballet y danza, solo un 2,6% de la población a la ópera y un paupérrimo 1,6% a la zarzuela.
 ¿Deberían, por tanto, eliminarse estos espectáculos (y sus correspondientes subvenciones) a tenor de la escasa afluencia de público a ellos?
En cuanto al descenso en el número de espectadores en festejos taurinos, si se compara la encuesta 2010-2011 con encuestas anteriores se ve de forma clara que este descenso no se produce solo en los toros, sino también en los centros culturales, conciertos de música clásica, parques acuáticos o parques de atracciones (que a efectos de este estudio también se consideran cultura). ¿Se debe este descenso a un desinterés de la población por estas formas de ocio o más bien a una crisis que deja los bolsillos secos?
En cuanto a la edad, ahí van unas cifras que debería tatuarse en la piel la gente de ANOET, por aquello de que estos son sus clientes y este es también su mercado potencial: la franja mayoritaria de edad (10,1%) la componen hombres y mujeres de entre 25 y 34 años. Si a esto le sumamos que el 9,4% de los espectadores taurinos tienen estudios universitarios, el resultado es que hay que cambiar la forma de tratar a este nuevo tipo de cliente, que vive pegado a un ordenador o un smartphone y que (se supone) tiene hábitos culturales que le hacen demandar una experiencia de cliente distinta (señores empresarios, si les suena a chino busquen en Google: hay unas cuantas referencias que les vendrán de perlas).
Ah, y un último dato, si no para tapar bocas, sí para desmontar mentiras: en Cataluña, de 2002 a 2010 se incrementó un 65% la gente que fue al menos una vez al año a los toros. Y eso que allí la fiesta estaba muerta. O eso nos dijeron.

Por NOELIA JIMÉNEZ

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