Puerta grande para Talavante
La corrida de Beneficencia marca el declive de Núñez del Cuvillo
Toros: NÚÑEZ DEL CUVILLO y dos de VICTORIANO DEL RÍO (3º y 4º),desiguales de presentación; el 4º un toraco enorme y el 5º un becerrote incalificable. En general mansotes y blandos .
Toreros | ||
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MORANTE DE LA PUEBLA: de verde botella y oro. Media estocada atravesada y descabello (silencio). Pinchazo y estocada caída (bronca) . | ||
JOSÉ MARÍA MANZANARES: de azul noche y oro. Estocada caída y tendida (silencio). Estocada desprendida (silencio) . | ||
ALEJANDRO TALAVANTE: de grana y oro. Estocada desprendida y descabello (una oreja). Estocada desprendida (una oreja) .
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Núñez del Cuvillo, en clara decadencia, no ha podido traer a Madrid una corrida de toros con la seriedad propia de esta plaza. Al final hubo que remendar este engendro con dos toros de Victoriano del Río. A propósito, el segundo de los del ganadero de Guadalix de la Sierra, un toraco enorme de 633 kilos, dejó en ridículo al quinto, de Cuvillo, un becerrote indecoroso.
En Madrid ha quedado confirmado el declive de Cuvillo, varios años en la cresta de la ola porque todo le embestía y porque en su mejor momento se encontró con Jose Tomás que elevó a los altares a esta ganadería. Pero ahora comienza a verse que cuando no hay casta de verdad aflora el mansote sin nada dentro.
Para suerte del ganadero el sexto, otro gatito sin clase y sin fuerza, se encontró con un Talavante que midió a la perfección la poca fuerza del animalito y dosificó con exactitud lo poquito que podía sacar de allí. El torero no exigió más que lo necesario, construyó su faena sobre la calidad por encima de la cantidad por el pitón derecho ligó los mejores pases y aliñó aquello con improvisados muletazos de mucha vistosidad, como los naturales que ligaba con la serie de redondos, que le salieron de una belleza intidiscutible. La faena tuvo más efecto visual que hondura, al pairo de las escasas fuerzas y la nula casta del de Cuvillo.
Esta vez la oreja, concedida después de un espadazo desprendido, fue un premio justo y medido, todo lo contrario que la otorgada en el toro anterior, después de una faena intermitente en la que la arrucina y otros muletazos sueltos se premiaron con exagerada benevolencia. Pero la suma de ambos trofeos le abrió a Talavante la puerta grande, segunda consecutiva en esta serie que sigue a San Isidro.
Morante dejó su aroma en algun derechazo y casi se inhibió del resto de la lidia.
En sus quince años de alternativa sigue sin salir por la puerta grande de Madrid.
Y Manzanares, con dos novillotes, estuvo espeso, sin pasar de ramplón, especialmente en su segundo ejemplar. Se va de vacío de Madrid.
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