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sábado, 23 de junio de 2012

La especial Semana Grande de San Sebastián, ante el riesgo de la prohibición


La Casa Chopera ha preparado unos carteles singulares para la próxima Semana Grande donostiarra, que se celebra bajo el riesgo cierto de ser la última, si se llegan a cumplir los propósitos, no declarados oficialmente peto sí sugeridos por los abertzales que hoy gobiernan el Ayuntamiento donostiarra. Ante la posibilidad de que no haya un después, es lógico y acertado que se trate de hacer algo diferente y singular, siquiera sea porque lo exige la memoria y el recuerdo de Manolo Chopera, que tanto trabajó para que su San Sebastián natal volviera a contar con una plaza de toros, siguiendo una tradición que se remonta a mediados del siglo XIX.
 la próxima Semana Grande de San Sebastián suenan un poco a despedida, con ese cartel completamente inusual de seis figuras juntas en la última jornada.


Habrá quien diga que es un poco agoreros, porque es como presuponer que se aproxima el “No” a los toros en la capital donostiarra. Pero no es así. Hacen bien los hermanos Martínez Labiano es programar una feria especial, aunque sea por un “por si acaso”. La memoria de Manolo Chopera y su sueño de taurino donostiarra no puede borrarse de un plumazo, sin nada excepcional en su recuerdo. Fueron muchos años de lucha desinteresada porque a su pueblo natal volvieran los toros como para que una eventual negativa, ahora por motivos de orden ideológico, deje caer en el vacío tanto trabajo. La figura de este empresario lo merece.
Los riesgos de desaparición de la Fiesta en el moderno ruedo de San Sebastián hoy por hoy no es más que una posibilidad. En buena medida van a depender de las formas que sigan los abertzales que gobiernan el Ayuntamiento. Esto es: si hacen como en su vecina Cestona, convocando a los ciudadanos a una consulta popular, o si se consideran ya habilitados para tomar una decisión por su cuenta y riesgo, en una materia que no estaba claramente expuesta en el programa electoral con el que llegaron al poder.
Antes, en los viejos tiempos de “El Chofre”, fue la resolución del ladrillo la que se llevó por delante la plaza donostiarra, tan rica en tradiciones y en historia. Ahora puede ser la decisión de unos políticos que en las urnas recibieron el 24,9% de los votos emitidos y consiguieron 8 de los 27 ediles que forman la Corporación. Es decir, rozan la cuarta de la representación de quienes sí quisieron votar y se encuentran en el límite del 15% del total de la población mayor de 18 años. En suma, una representatividad social limitadísima como para arrogarse porque sí la voz de toda la ciudadanía.
Pero parecen olvidarse que los toros, tal como los conocemos hoy en recintos cerrados, se remonta a mediados del siglo XIX, cuando el 16 de agosto de 1851 se inauguro la primera plaza de toros, que curiosamente ya estaba prevista para poder celebrar actividades no taurinas, lo que hoy conocemos como un recinto multiusos. En 1870, y para remedir el aforo inicial –que se consideraba pequeño con sus 6.000 localidades-- se levantó en el mismo solar otra nueva, ahora con capacidad para acoger a 9.000 personas.
  Y así, con diversos pasos intermedios, se llegó en 1903 a la vieja plaza de “El Chofre”, cuyo huevo fue llenado, varias décadas después de su demolición, por la actual de Illumbe.
Si recordamos también las tradiciones populares en muchísimas localidades guipuzcoanas, hay que concluir necesariamente que su tradición taurina se remonta a tiempos muy lejanos y resulta totalmente ajena a cuestiones políticas e ideológicas: ha convivido con todos los regímenes posibles. Quiero ello decir que aducir a estas alturas del siglo XXI razones de índole política resulta, sencillamente, un error histórico.
Pero como ya se sabe que estos razonamientos sirven para poco con los modernos abolicionistas, como se comprobó en Cataluña, sin ir más lejos, no pueden darse por despejados los riesgos de desaparición en San Sebastián, más cuando la solución para 2012 ya dejaron claro que era una cosa provisional mientras se tomaba la decisión definitiva.
Por eso, hacen muy bien los herederos de Manolo Chopera en este “por si acaso” en organizar una feria con ribetes de acontecimiento social. Si no se cumple la tesis más pesimista, Illumbe contará con un serial taurino original y diferente, que no es mala estrategia en una temporada que exige actuaciones de especial resonancia; pero si se llega a la tesis negativa, al menos el cierre se hace con la dignidad debida.

Los carteles diseñados a al efecto son los siguientes:
Domingo, 12 de agosto: Toros de Ángel Sánchez y Sánchez, para rejones, y de Alcurrucén, para lidia a pie, para Hermoso de Mendoza, Sebastián Castella y Jiménez Fortes.
13 de agosto: Toros de Núñez del Cuvillo para Morante de la Puebla, El Juli y Alejandro Talavante.
14 de agosto: Toros de El Pilar para Antonio Barrera, Leandro e Iván Fandiño.
15 de agosto: Toros Luis Terrón, para rejones, y de Juan Pedro Domecq, para lidia a pie, para Hermoso de Mendoza, Enrique Ponce y José María Manzanares.
16 de agosto: Toros de Torrestrella para Juan José Padilla, Paquirri y El Fandi.
17 de agosto: Toros por designar para Juan José Padilla, Morante de la Puebla, Sebastián Castella, El Juli, José María Manzanares y Alejandro Talavante

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