Sólo el pundonor y el querer de Manuel Escribano
Sevilla, 5 de mayo de 2014. Toros de Jandilla y Vegahermosa (1º, 3º y 5º), bien presentados, de buena clase, con calidad, pero faltos de empuje y fondo en la muleta. Sebastián Castella, silencio y silencio tras aviso; Manuel Escribano, vuelta al ruedo tras petición y ovación con saludos; e Iván Fandiño, silencio y silencio tras aviso. Entrada: Casi tres cuartos. Javier Ambel se desmonteró tras parear al primero; y José Chacón y Vicente Herrera hicieron lo propio tras banderillear al cuarto.
Dos horas y media de fuego en el ambiente, de un calor africano que ya nos anticipa una semana infernal. Y para arreglarlo dos horas y media de trapazos, de faenas insoportables por parte de Castella y Fandiño.
Lo único refrescante de la tarde, lo que se salió del sopor y del trallazo, ha estado a cargo de Manuel Escribano, que todo hay que decirlo, se llevó el lote más potable, especialmente ese segundo toro al que sometió por bajo en derechazos y naturales, alguno más que estimable. Faena muy bien trenzada que deslució con un espadazo en los bajos y que al final le quitó la oreja que pidió el público.De nuevo se lanzó por dos veces a la puerta de toriles, más cerca de las rayas tirando a los medios, dos veces dos. En sus dos toros y da la sensación de que en veinte si así fuera preciso. Lo lleva grabado en algún lugar de su plan trazado y allá va. Y allá fue
En el quinto, Escribano nos regaló unos lances a la verónica que si los ejecuta Morante se cae la plaza. Una tanda de naturales desmayados en este toro cierran este capitulo positivo.
Y es que Sebastián Castella e Iván Fandiño, ante dos lotes correosos y sin clase, han pegado docenas de muletazos, a troche y moche, sin piedad para con el sufrido aficionado.
Y es que Sebastián Castella e Iván Fandiño, ante dos lotes correosos y sin clase, han pegado docenas de muletazos, a troche y moche, sin piedad para con el sufrido aficionado.
Es religiosamente cierto que la corrida de Jandilla tuvo más movilidad que auténtica casta y que embistió con la cara alta, sin emplearse de verdad. Pero Castella, en su afán de sacar algo en limpio, se enredó, sin ideas. Muy espeso, a base de pases y pases como para aburrir a un muerto.
En el caso de Fandiño, ausente de Sevilla estos años, había mucho enjuego y Sevilla lo recibió con frialdad.
El torero, ante dos ejemplares ásperos y deslucidos, no se peleó, dando la impresión de que la Maestranza se le caía encima, muy lejos de su toreo de raza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario