Sí o sí. No hay otra. Javier Lacalle (PP), alcalde Burgos, se ha empeñado en derribar la plaza de toros de El Plantío 46 años después de su inauguración (1967) y tras la celebración de una feria que él mismo ha manifestado «se está desarrollando en un recinto en perfecto estado y con todas las medidas de seguridad». Pero el primer edil burgalés luego se contradice: «La plaza no aguanta un día más>. Tiene fecha de caducidad y para hacer viable su futuro habría que invertir cinco o seis millones de euros. De este modo, Lacalle apuesta por empezar de cero. Tirar la plaza y en el mismo lugar levantar otra poniendo en marcha un procedimiento por el que con dinero privado se financie un proyecto que hasta la fecha nadie conoce por valor de 15 millones de euros, nueve por debajo del proyecto denominado como Burgos Arena, que se aparcó por falta de liquidez en las arcas municipales. «No hay ninguna oferta concreta pero estoy convencido que van a llegar y permitirá tener un recinto multiusos», afirma Lacalle, quien por otro lado adelanta que para ejecutar las obras: «El Ayuntamiento no va a poner un euro».
Durante las semanas previas a esta feria se hicieron pruebas de carga con bidones de agua que varias fuentes consultadas por este periódico tildaron como «exageradas». Todas ellas con resultados favorables para la estructura del edificio. Además, el pasado sábado, primera jornada de feria, se colocaron unos dispositivos a modo de sensores para comprobar si se producía algún tipo de anomalía. De nuevo, el coso soportó las pruebas sin contratiempos. «La plaza únicamente tiene las anomalías lógicas de un edificio abandonado a su suerte desde su inauguración y en el que no se ha invertido ni un céntimo en mantenimiento», explican las entidades taurinas.
El Plantío con capacidad para albergar 12.000 espectadores es de propiedad municipal y su explotación es por concesión pública a cambio de canon. Hace meses cuando comenzaron a sonar con fuerza los rumores de la piqueta sobre el coso, las peñas taurinas y no taurinas preguntaban al consistorio el paradero de los más de dos millones de euros que el Ayuntamiento ha ingresado en concepto de arrendamiento en las últimas dos décadas , desde los tiempos del difunto empresario sevillano Rafael Roca hasta el actual Sebastián Rodríguez, pasando por José Antonio Martínez Uranga, José Félix González, Justo Ojeda o el malagueño José Luis Martín Lorca. En la actualidad, la empresa ingresa anualmente un canon cercano a los 90.000 euros.
Ningún otro espectáculo –privado ni público– reporta a las arcas municipales una cantidad similar o superior durante las fiestas de San Pedro.
Por Iñigo Crespo | EL MUNDO.
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