
juampedros, y todo lo demás ya ha desaparecido en las plazas que regenta. Acaba de declarar que “el futuro de la tauromaquia comienza en Alicante y Málaga”. Con un par. Vean los elencos de ganaderías de dichas ferias, o la de Valencia, que es el no va más. Y los politicastros dueños de las plazas, tan felices. Ni saben ni les importa un bledo. Y la prensa a sueldo dando jabón
Los carteles de las ferias que monta y va a montar este personaje y la cuadrilla que le rodea o le da órdenes, con Cutiño como socio de a pie, apéndice, delegado de los jefes o no se sabe qué y el omnipotente Toño moviendo los hilos, no dejan lugar a dudas, ni el más mínimo resquicio. Monopolio al 100 por 100, sustanciado en los siguientes nombres: Garcigrande, Cuvillo, Victoriano, Daniel Ruiz, Juan Pedro, Zalduendo y Jandilla, de momento. Lo demás no existe, es muy posible que pronto nos digan que nunca existió y, evidentemente, no existirá.
El Sistema ha decidido cargarse completamente por asfixia a las pocas ganaderías que quedan de otras sangres. Hay varios caminos: asfixia por no lidiarlas (sobre todo), asfixia por reventarlas en los corrales cuando se anuncian (caso Valdefresno en la Beneficencia), o asfixia por no pagar a los ganaderos cuando excepcionalmente se lidian. Da igual. Trasladada a la ganadería brava y salvando las distancias lógicas, la medicina es la misma que las SS aplicaron a las “razas inferiores”: el extermino. Y ¿qué mejor ocasión que un contexto de hundimiento en la celebración de festejos y ferias para llevar a cabo la depuración? ¿Qué mejor momento que este para eliminar “estorbos”?; aquí lo tienen
De facto, el no-Juan Pedro ganadero viene a ser para estos despóticos mercachifles como el no-humano o no-persona era para los del uniforme negro. Han construido una nueva teoría sobre la base de que sólo esas cuatro o cinco ganaderías (que en realidad son la misma, con las mismas retas y sementales intercambiables) han “evolucionado”, y las otras no. Pero, ¿qué es eso de la evolución y hacia dónde se dirige?; muy sencillo: a que todo sea exactamente igual, embista igual y se le pueda hacer la faena patrón, sin sorpresas y los mínimos sustos. Su objetivo es que no haya nada imprevisible en una fiesta donde la imprevisibilidad, la variedad y la sorpresa son su esencia. O sea, al toro en serie y con la mínima emoción posible para el toreo estándar.

Y volviendo a Casas, es una constante histórica que todos los dictadores e iluminados se contemplan a sí mismos como “arquitectos del futuro”. No vemos a Casas como dictador, más bien a quien tiene por encima. Por desgracia, el futuro al que se refiere el francés ya está aquí y es el de las charlotadas juampedristas de Nîmes.
En estas manos no es que la Fiesta lo tenga negro, sino imposible
.Por Bravura y Nobleza. Historia y actualidad del toro bravo
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