Los toreros rechazan a los aficionados.
Por Vicente
Parra Roldán
El esfuerzo, el trabajo, el
dinero y las mil y una cosa necesarias para que un acto quede a la perfección
van a ser cosas pasadas para las entidades taurinas por el comportamiento de
los toreros que, a la hora de la verdad, no quieren saber nada de los
aficionados que se han querido volcar con ellos.
Una vez, los toreros dieron
la espalda a una afición, en este caso la onubense, al no acudir a recoger los
trofeos que unas entidades – en este caso, el diario HUELVA INFORMACION y El
Corte Inglés – llevan concediendo la friolera de veintiún años. Unos no
vinieron por estar en plena campaña americana, como son los casos de Enrique
Ponce y Diego Ventura y otros no comparecieron porque no les dio la gana de
acercarse hasta nuestra ciudad, como son los casos de Julián López “El Juli” y
Morante de La Puebla.
En total, cinco de los nueve trofeos a
entregar no fueron recogidos por los ganadores, sino que tuvieron que ser
recogidos por picadores, hermanos o empleados de los toreros que, a la hora del
acto, prefirieron quedarse en sus respectivos domicilios o donde les diese la
gana en lugar de hacer disfrutar un rato a sus partidarios, a los aficionados
onubenses.
Por eso no extraña que, día a
día, vayan desapareciendo los premios a los más destacados de cada ciclo
ferial. Han sido muchas las decepciones que las peñas e instituciones han ido
viviendo para seguir en esa tarea, la de encontrarse con el desprecio de los
supuestos ídolos.
De seguir así la cosa, es probable que la desaparición sea
más pronto que tarde.
Esto antes no sucedía, sino
todo lo contrario.
Acompaña a este comentario una fotografía tomada en la añeja
Tertulia Litri del Barrio del Matadero y corresponde al acto de entrega de
distinciones a los más destacados de las Fiestas Colombinas de hace cuarenta
años, es decir de 1.974.
En la imagen aparecen Paco Camino, Miguel Báez
“Litri”, Santiago Martín “El Viti”, Francisco Ruiz Miguel y Paco Alcalde junto
al presidente de la entidad y con la presencia de innumerables socios que
gozaron de un rato junto a las figuras que habían respondido afirmativamente a
la invitación cursada y no tuvieron inconveniente alguno en desplazarse hasta
Huelva para recoger unos modestos trofeos.
Al ir desapareciendo esa
afectación de los toreros, la Tertulia Litri decidió dejar de celebrar el acto
y eso que, en los últimos veinte años, incluso se entregaba hasta un capote de
paseo para el triunfador de los festejos colombinos.
Y esta medida también la
han adoptado otras instituciones, de tal manera que en muchas ciudades han
desaparecido los trofeos a los triunfadores de las ferias taurinas.
Y ello se debe sólo y
exclusivamente a esa voluntaria renuncia que, a priori, hacen los toreros.
Acabamos de tener un nuevo ejemplo. De vergüenza, pero, por desgracia, sigue
siendo una realidad.
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