Con el papel acabado y la reventa en precios desorbitados --el tráfico de entradas por internet está batiendo récords--, la afición mexicana mira hacia todos los pormenores del acontecimiento y de forma especial a la ausencia de TV --que es una norma del de Galapagar-- y a la presentación de los toros, que en lo que va de temporada vienen resultando manifiestamente mejorables.
Pero frente a toda reticencia, se impone la fuerza incontestable del torero. Por eso muchos sueñan si se estará ante una nueva apoteosis como la de Nimes o la de unos años antes de Madrid.
Cuenta el diario El Mundo que localidades de barrera se están pagando a 7.700 euros; al cambio, más de 150.000 pesos mexicanos. Todo un récord en el toreo.
Los aficionados sueñan si esa tarde del 31 de enero será una repetición de la apoteosis de Nimes. O de aquellas dos tardes histórica de las Ventas, en su última comparecencia en Madrid. En el recuerdo de tardes como aquellas se ha organizado una auténtica peregrinación a la capital mexicana.
Desde luego, ya tiene el primer triunfo en el esportón con ese “No hay billetes”, algo para lo que hay remontarse 20 años atrás para tener una entrada similar. Cuando semanas atrás compareció Alejandro Talavante la crónicas cuentan que en la México hubo 10.00 espectadores, algo menos de un cuarto del aforo. Una entrada que se repitió cuando hizo el paseíllo Morante, pero que se multiplicó por tres cuando llegó el turno de El Juli: más de 30.00 espectadores.
Con la meticulosa preparación que ha tenido el festejo del próximo domingo, habrá que pensar que este escollo se habrá tenido en cuenta. Hasta ahora, las contadas ocasiones en las que, gota a gota, José Tomás, se viste de luces siempre se ha cuidado este extremo dentro de lo que cabe en plazas de segunda, que han sido la mayoría de las ocasiones. Un toro digamos que proporcionado, pero de razonable trapío. Con el empeño que, después de seis años de ausencia, el de Galapagar ha puesto en su regreso a la México, no resultaría razonable que este criterio se tumbara.
Y en el “El Heraldo” se llamaba la atención sobre que en lo va de temporada Grande en la México ha escaseado “la materia prima de buenos atributos”.
Por su parte, Heriberto Murrieta, cronista bien conocido en España, escribía en “El Universal” un lamento acerca de la negativa de José Tomás a que las cámaras de televisión estén presente: “Si se dejara retransmitir podría contribuir en gran medida a dar ese difusión positiva que tanto necesita la Fiesta”.
Y así en el diario “Esto” Miguel Ángel García advierte: “Llegará el grandioso José Tomás, un torero mundial que llama poderosamente la atención y esta vez, para asegurar el lleno, se ha apoyado en la nueva figura del toreo mexicano: Joselito Adame.
Pero la realidad es que Adame también ya ha llenado plazas en México, además toreando en solitario. Adame es hoy en día la carta más fuerte del toreo nacional y está escribiendo una historia brillante en las plazas del extranjero. (…) Sería horrible que se considere a Adame como “el otro” del cartel, por el contrario, es “el nuestro” del cartel. El mexicano y el que expondrá la bandera nacional ante el torero más grandioso que ha visto el mundo del toro.
No es Joselito el menos sino el más de la baraja mexicana, y es de reconocerle el haber aceptado dar la cara por este país en un cartel donde no faltará nadie”.
Y tras esta competencia, la afición ya comienza a mirar hacia el cartel del 21 de febrero, en el que Pablo Hermoso de Mendoza y Enrique Ponce comparecerán juntos en la Monumental del paseo de Insurgentes.
Será el contrapunto que faltaba a este otro del día 31 de enero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario