Monumental Morante










De ante mano se habla del toreo morantista tan lleno de genialidad, gracia y ensueño desplegado en sus tardes de inspiración a grado tal que ha adquirido un sello difícilmente de imitar, por su hondura, vena y profundidad artísticas: Hoy José Antonio ha estado en Morante de la Puebla. De la Verónica hizo un rítmico vaivén; el sutil medio giro en la Chicuelina y de la Media, armonía desmayada. Por eso ante esos monumentos Gustavo Campos sólo se desmonteró dentro del burladero por geométricos Cuarteos ante el llamado al tercio, pues desde ahí quiso ser un mejor espectador de primera fila al presagiarse la obra al cuarto de la tarde.Alternando rodillas en tierra el sevillano fue acariciando la embestida al tomar la muleta entre Trincheras y Firmas. El embrujo explotó al autointerpretar sus Cambio por la cara, Molinete, Trincherilla y el Molinete hacia los adentros en remates a los círculos por derecha. Sin embargo el momento cumbre ha sido un redondo de 540 grados (vuelta y media completa) habrase visto algo inusitado, podría ser pregunta. Y si sobre la alfombra roja de los medios había logrado fenomenales muletazos, faltarían los remates ante la calidad del toro llegando a la querencia. El cambio de mano por delante, los suspendidos Ayudados por alto y su acompañante giro al viaje por los adentros; la México pasó al término de Gran recogiendo el delirio al sepultar una entera tendida de inmediato efecto. El pañuelo blanco del palco salió de uno en uno sumándose el juez al homenaje. Andaba reposado; no había que perseguir al abreplaza al recogerlo en las tablas y estallar el primer olé en la tercera Verónica para después trazar imaginariamente una media luna con Trincherazos y pases de la Firma. Morante esta Morante: ese pulso ante un cuarto Derechazo fue un poema
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