La crucifixión de Paquirri

Transcurría la semana instalada en el run run previo al comienzo de la temporada en las localidades madrileñas de Ajalvir y Valdemorillo, la presentación de las primeras grandes ferias o la reaparición de José Tomás en México, cuando el patio se ha visto agitado por la publicación en las redes sociales de la dichosa foto de Francisco Rivera Ordóñez, "Paquirri", con su pequeña hija de cinco meses en brazos, acariciando, muleta en mano, a una vaquilla.

Orgullo de sangre de una quinta generación torera, gesto repetido por abuelo, padre y ahora el hijo; hijo que acostumbra a preservar su más estricta intimidad de la opinión pública rosa y que para una vez que tiene la ocurrencia de dar publicidad a algo tan entrañable ha sido objeto de todo tipo de críticas, portada de El País o incluso despertar al Defensor del Menor Andaluz de su letargo. 

Una vez más los toros se convierten en un asunto de máxima actualidad por daños colaterales como una grave cogida, los anti-taurinos o una foto indecorosa más que por el sentido artístico y cultural que alberga en su esencia. Politizado por quienes jalearon hace unos días a Carolina Bescansa, diputada de Podemos, presente en la sesión de investidura celebrada el pasado 13 de enero en el Congreso de los Diputados con un bebé de apenas seis meses, al cual amamantó en pleno acto. No se sabe qué es más peligroso para un menor, visto cómo se está redecorando el Parlamento patrio. Lo que ese día se tradujo en chanzas o graciosas críticas ahora se ha transformado en la crucifixión del diestro madrileño.

Quien no haya presumido alguna vez de paternidad sobre una bicicleta o en una moto que levante la mano. O quien no haya lanzado a su hijo al aire para alborozo de la criatura, que lance la primera piedra. No dejan de ser gestos plenos de cariño como el que tuvo Francisco, rozando lo imprudente en ocasiones. Nadie puede reprocharle nada salvo la torpeza de hacerlo público y ponerlo al alcance de los depredadores que acechan salivando a nuestro taurino mundo. 

En una entrevista publicada en Burladero.tv hace unos meses ya avisó el diestro que el toro está sufriendo un ataque mediático y político brutal. Pues se lo pusiste fácil, Fran. Pero por lo demás, en nombre de todos los que somos padres, te lo digo: eres un padrazo.

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