PAMPLONA.- FERIA DE SAN FERMÍN
El encierro es un momento de asombro, de autenticidad y sin duda la gran verdad de esta fiesta inigualable. Y es también una maravillosa exhibición del toro bravo en su veloz carrera por las calles. Como ayer lo hicieron los toros de Victoriano del Río que no impresionaron por su espectacular trapío Y es que leña, lo que se dice leña, de eso le sobró a la corrida de Victoriano del Río, tremenda por fuera y en general hueca por dentro.
Hueca de bravura, con el lamentable espectáculo del sexto toro, que murió de muerte natural, es decir de mansedumbre. Claro que un par de toros sacaron la clase que ha distinguido a esta ganadería y esos dos toros abrieron la corrida. El primero que tenía un pitón derecho de ensueño. Y allí se acomodó Castella, muy templadito y a gusto hasta que Jinetero se fue apagando.
Una puñalada caida sirvió para una muerte rápida y con ella cayó la orejita.
El cuarto tuvo movilidad y Castella lo trasteó, desde los cambiados hasta los naturales y derechazos, con desigual resultado. El toro se raja al final y allí se acabó lo que se daba.
El segundo fue un toro de mucha clase y fuerza justa pero Fandiño se acomodó a gusto en el pitón derecho y allí desarrolló un toreo encajado y ligado. También tenía clase el toro por el izquierdo donde Fandiño trenzó pocos pero bien rematados muletazos. Unas manoletinas rodillas y un espadazo fueron el remate para cortar la oreja.
Talavante intentó encarrilar la embestida del tercero, con la cara arriba y sin fijeza hastq que se aburrió de intentarlo. El sexto ya salió agonizante, solo faltó certificar la defunción.
Pamplona, jueves 9 de julio de 2015.
Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (4º). Muy bien presentados, astifinos, con mucha arboladura y volumen. Desiguales de juego. Buenos el 1º, a más, y el 2º, con movilidad y también a más en su comportamiento. Deslucidos, sin clase ni entrega 3º y 4º; y rozando la invalidez 5º y, especialmente, 6º.
Sebastián Castella, oreja tras aviso y silencio; Iván Fandiño, oreja y silencio; Alejandro Talavante, silencio y silencio. Entrada: Lleno.
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