Después del largo serial de San Isidro y reflexionando sobre lo visto durante un mes de toros en Madrid se pueden sacar múltiples conclusiones.
El tercio de varas es de vital importancia para la lidia de un toro como todo el mundo sabe. He visto muchos toros pararse en la muleta y desfondarse desangrados tras salir del peto. Demasiados toros en esta feria. Después del encuentro con el caballo muchos astados salen heridos de muerte tras probar la puya.
Muchos toros bravos y de buena condición se paraban en el último tercio dejando charcos de sangre. La prensa hablaba de falta de fondo o “finales” en la muleta. Tal toro se paró o se frenó en seco. Nunca decían “ tal toro fue masacrado en varas”. Siempre poniendo peros y defectos al toro sin denunciar los puyazos salvajes que condicionan claramente la lidia posterior.
He observado muchos toros galopar con alegría en los capotes y en las acometidas al caballo mostrando brío y fuerza. Tras pelear bravamente en el jaco, su vida salia herida de muerte para dar paso a una faena tediosa y sin emoción.
Recientemente una persona no taurina me preguntaba tras un respetuoso debate acerca de este asunto; que por qué se le pegaba tanto al toro con la vara si luego se paraba desangrado mientras el torero se desgañitaba al grito de “ je toro”. Es esto lo que venís a ver los aficionados? Pensativo ante tan inteligente observación me quedé y no tuve mas remedio que reconocer que la pelea del toro con el caballo es muy desigual, hoy por hoy.
Tuve la ocasión de tocar y observar de cerca los nuevos petos que se usaron durante la feria de Madrid. Fabricados con kevlar; un material duro, engomado y satinado. De una dureza considerable. Los pitones resbalan al contactar con esta superficie. Apenas pueden perforarlo. La pelea de empuje de riñones no es posible plenamente por los resbalones de los pitones en el peto. No hay una acople entre el peto y el empuje de los cuernos. Este peto además es sumamente pesado, demasiado. Un auténtico muro para el toro.
Si a esto le unimos un caballo percherón gigantesco la desigualdad se agiganta. Pero la auténtica piedra angular es la puya. Una puya desproporcionada y destructiva. Con la cruceta y los filos angulares cortantes. Muchas veces el picador levanta el palo pero sin sacar la puya del morrillo. Los movimientos del toro que se duerme en el peto o se deja pegar sin más con las cuerdas dentro producen unas hemorragias y destrozos inasumibles para la faena posterior que el toreo moderno demanda.
Y si a todo esto le unimos la incompetencia intencionada o no de muchos picadores o sus matadores y jefes de filas; que no saben montar, que tapan la salida, que pican en la paletilla, que barrenan, que se ceban sin piedad en puyazos asesinos..la suerte se convierte casi en un crimen.
TITO SANDOVAL, un gran picador.
Si el resultado es un toro moribundo (que se ha criado cinco años con esmero y selección) después de este tercio de varas; el espectáculo desaparece.
La lucha es desigual obviamente. Urgen reducir el tamaño del peto, el del jaco y sobre todo legislar una nueva puya más liviana y justa para el toro. Lo de hacer una escuela de picadores tampoco estaría mal. Excepto excepciones la suerte de varas hace mucho tiempo que dejó de ser una suerte emocionante, vistosa y equilibrada.
Es necesario cambiar estos parámetros para que la lidia gane en emoción y en espectáculo. Respetemos al toro y démosle la oportunidad de mostrar su poder y su bravura en una pelea justa.
A veces las prácticas antitaurinas están mas dentro que fuera….
Por: Javier Paradinas
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