La noticia fue el nivel del toreo de David Galván.
Se arrimó en el tercero como una fiera, lo que a sus compañeros de cartel no debió gustarles muchos, más cuando Ponce y Manzanares se pasaron al primero y al segundo muy lejos de su cintura. Era la obligación del joven torero en esta gran oportunidad. Se trata de un diestro de maneras elegantes, un concepto muy puro y que tiene valor. Debe pulir los defectos normales de quien aún tiene un recorrido corto en la profesión.
El caso es que Galván se enfrentó a un buen toro de El Pilar y ofreció todo un muestrario de su tauromaquia. Se gustó en las verónicas del saludo, quitó por chicuelinas con gracia y ajuste y dibujó el toreo fundamental con finura y naturalidad. Fue llamativa su intención permanente de
CARLOS CRIVELLAlgeciras

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