Morante torea para él, y cuando no se puede pues aquí paz y después bronca. Se llevó el peor lote como siempre, yo creo que porque lo que Dios da, Dios quita. Dibujó lances de bamboleo al primero, basto y sin bravura, para luego acompañar con mimo su media arrancada.
Y se arrimó de verdad en el cuarto, áspero y con peligro, en una faena intensa, muy sincera, y con destellos de una belleza honda y cabal. Mató mal, como a su primero, y recogió desde el tercio la ovación de sus partidarios mientras ignoraba, elegante, a los infieles. La vida es bella.
Por Álvaro Acevedo . http://www.cuadernostm.com/blog/
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