Diego Urdiales dio una lección sobre la pureza del toreo en el quinto, hubo quien recriminó falta de ligazón entre los muletazos, pero hubo otros que vieron que el toro pese a que humillaba con franqueza y calidad en el inicio de su embestida tendía a salir distraído de la suerte.
Intención de ligar la faena tendría el torero más que nadie, de hecho, dejó la muleta muerta en el hocico del animal cuando este no se escupía de su trayectoria y el toro hizo caso omiso a los flecos de la muleta, las veces que el toro se iba, Urdiales, le intentó provocar para que cogiera el engaño pero éste no consentía repetir, cortaba el viaje y buscaba los tobillos del torero.
Aún así, sin llegar a darse la necesaria acción de ligar, hubo en la faena de Diego Urdiales una docena de muletazos que bien podrían servir de ejemplo para explicar la verdadera pureza del toreo.
Esa que habla de colocarse frente al toro, citarlo, adelantar la pierna tras la arrancada de éste para meterse en el terreno por donde va a pasar, embeber toda la embestida con los vuelos antes de que llegue a la reunión, ajustárselo a la cintura, acompañarlo con templanza y por abajo hasta donde permita la flexibilidad del cuerpo, vaciar la embestida y girar para quedarse colocado de nuevo en el sitio adecuado.
Ángel Moreno http://cornadasparatodos.blogspot.com.es/
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