La mañana de este lunes 2 de junio será una fecha marcada en la Historia presente de España. El Rey don Juan Carlos I ha comunicado oficialmente su decisión de renunciar la Corona de España, para dar paso al reinado del Príncipe de Asturias, que en el momento sucesorio tomará el nombre de Felipe VI.
Se trata de un paso trascendental para la vida de nuestra nación, que se da dentro de la normalidad institucional, que garantiza un tránsito sin sobresaltos, que ahora debe emprender el camino parlamentario previsto en nuestra Constitución.
Hora se multiplicarán los elogios a la figura de don Juan Carlos. Y es justo, porque no puede olvidarse que su reinado, a lo largo de 39 años, ha sido uno de los más largos y fructíferos de nuestra historia, gracias al cuál se consiguió el tránsito pacífico hacia una sociedad democrática y de libertades, en un proceso que universalmente se ha considerado como modélico.
Somos muchos los españoles que en esta hora desean sinceramente, por el bien de España y de la Corona, que tantos y tan importantes servicios que ha prestado, que el próximo reinado de Felipe VI venga a continuar la etapa de prosperidad y de normalidad democrática que ha caracterizado el reinado de su augusto padre.
Pero quienes amamos la Fiesta, sentimos un cierto vértigo al vacío, porque siempre el Rey Juan Carlos ha sido un valedor muy especial de cuanto representa social y culturalmente la Tauromaquia.
Sin embargo, tenemos la certeza que, siguiendo los pasos de la siempre añorada Doña Mercedes, su madre, cuanto supone y representa la Fiesta seguirá contando como hasta ahora con un gran aficionado, que nunca ha tenido rubor alguno a la hora de apoyar y defender la pasión común que compartimos.
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