Hoy se
cumplen sesenta años de la cogida mortal de Rafael Carbonell
Por Vicente Parra Roldán
La afición taurina onubense no puede
olvidarse de la fatídica fecha del 17 de junio de 1.954, día en la que perdió
la vida en la enfermería de la plaza de toros onubense el diestro local Rafael
Carbonell.
En aquella jornada se lidió un
encierro de Dolores Moreno de Santamaría por parte de Joselito Romero (que
estuvo muy lucido en sus dos novillos y dio la vuelta al ruedo), Rafael
Carbonell (que resultó cogido al torear de muleta) y Alejandro Arnós“El
Venezolano” (que se mostró torpe pero muy valiente en los tres novillos que
lidió).
Antes de que finalizara el festejo fue
dado a conocer el parte facultativo sobre la cornada sufrida por Rafael
Carbonell y que decía que el diestro “sufría un herida por asta de toro en el
vértice del triángulo de Scarpa derecho, con trayecto ascendente por debajo del
paquete vascular, con sección de la vena safena, y otro trayecto ascendente por dentro de la
cresta iliaca, desgarrando peritoneo posterior, con fuerte hemorragia interna y
schock traumático. Pronóstico gravísimo”.
Al diestro se le hicieron
transfusiones de sangre, poniéndose 1.200 centímetros cúbicos.
Desgraciadamente, todos los esfuerzos de la ciencia por salvar la vida del
torero resultaron inútiles, falleciendo el torero en la propia enfermería de la
plaza.
La noticia de la muerte de Rafael
Carbonell circuló rápidamente por toda la ciudad, produciendo penosísima
impresión ya que el joven novillero gozaba de la general simpatía, recordándose
su reciente triunfo en la plaza onubense el día de la Ascensión en la que,
alternando con Antonio Cobo y Vázquez, cortó tres orejas y un rabo, saliendo a
hombros.
Rafael Carbonell había nacido en
Huelva el 20 de abril de 1.930, debutando en una novillada con picadores en la
plaza choquera el 11 de mayo de 1.952. Carbonell triunfó y salió a hombros con
las dos orejas de su enemigo, ganando también una oreja de plata, que más tarde
ofreció a la Virgen de la Cinta. Después de varios éxitos, renovó su triunfo en
Huelva el 3 de agosto de 1.953, alternando con Chamaco y El Coriano, cortando
tres orejas y un rabo.
Su presentación en Sevilla la hizo el
13 de septiembre de 1.953, con Zerpa y Andrés Luque Gago, dando la vuelta al
ruedo. El 29 de marzo de 1.954 hizo su presentación en Madrid, acompañado de
Francisco Ruiz y Raúl Iglesias, con novillos de Molero Hermanos, resultando
cogido y pasando a la enfermería. Estos contratiempos no hicieron mella en el
ánimo de Carbonell que, nuevamente, se presentó en Huelva el 27 de mayo,
triunfando ruidosamente. El 6 de junio actuó en Nerva, mano a mano con Cobo, y
salió a hombros de la plaza tras cortar dos orejas y rabo.
Carbonell procedía de una familia muy
humilde y trabajaba como peón de albañil. Sus padres estaban enfermos y sus
siete hermanos pequeños solo contaban con él para resolver la difícil situación
económica que les agobiaba.
Después de la tragedia que le había
costado la vida a Rafael Carbonell, el barrio de Viaplana, donde el novillero
vivía en una humilde habitación, se condolió de la desgracia y de la mala
suerte que había perseguido al torero que, salvo en dos o tres ocasiones, casi
nunca llegó a cobrar honorarios por actuar.
El entierro
A las seis y media de la tarde de la jornada
siguiente se verificó el sepelio del malogrado diestro onubense. Desde muchas
horas antes de la anunciada para el acto muchas personas se había arremolinado
en los alrededores del domicilio del torero, donde había sido velado su
cadáver. Todas las ventanas y balcones de la Isla Chica, Viaplana, del barrio
del Matadero y del de San Sebastián y las calles por donde recorrió el cortejo
fúnebre aparecieron cubiertas con crespones negros en señal de dueño así como
se produjo el cierre de todos los establecimientos públicos de esas zonas.
Más de veinte coronas, enviadas por
peñas taurinas, compañeros del infortunado Rafael, Gobierno Civil, Ayuntamiento
y otras instituciones fueron portadas por compañeros y amigos del torero. El
féretro fue llevado a hombros por los extoreros Diego Gómez Laínez, Niño de la
Isla, El Nene, Joselito Romero, directiva de la Peña Carbonell y numerosas
personas. Sobre el ataúd aparecían la montera y el capote de paseo del diestro.
Formaron la presidencia del duelo los
padres y hermanos de Rafael Carbonell, con representaciones de las peñas
taurinas Litri, Chamaco y del propio Rafael así como el primer teniente de
alcalde, en representación del Ayuntamiento, y otras autoridades.
En el cortejo también formaron parte
estandartes de las distintas Hermandades religiosas a las que el torero perteneció, encabezando
el cortejo la Banda Municipal de Música que interpretó diversas composiciones
fúnebres.
Una compacta muchedumbre acompañó al
cadáver desde la casa mortuoria hasta el Cementerio, pudiéndose calcular en más
de 20.000 personas las que figuraron en el cortejo. Desde la Isla Chica hasta
El Punto, la aglomeración fue enorme y se pudieron ver a muchas mujeres
conmovidas por el trágico fin del joven torero onubense Rafael Carbonell.
Y muy pronto empezaron a llegar las
ayudas económicas para la familia. La primera en hacerlo fue la del diestro
gaditano Rafael Ortega quien, nada más producirse la tragedia, puso a
disposición del Montepío de Toreros, para su entrega la familia de Carbonell,
los honorarios devengados por su intervención en la corrida del Corpus de
Cádiz.
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