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martes, 14 de julio de 2015

El Juli y sus garcigrandes de la vergüenza

SAN FERMÍN 2015

  • Impresentable y dócil corrida de Domingo Hernández y Garcigrande con la que sale a hombros la primera figura del toreo tras cortar una oreja sin huella a cada toro de su lote

  • Día negro para la fiesta de los toros el vivido en Pamplona. Un insulto soez, un ataque inmundo, una vergüenza… La Casa de Misericordia claudicó ante las figuras con una becerrada insolente, que era una ofensa para quienes se han medido con toros de verdad; claudicaron los veterinarios al aprobarla; escandalizaron algunos pitones escobillados, especialmente los del quinto, abiertos como un clavel, señal sospechosa de que alguien ha utilizado el famoso serrucho.

    Lamentable y penosa la actuación de las figuras, llamadas Juan José Padilla, El Juli y Miguel Ángel Perera, cuya actitud displicente y triunfalista permite el convencimiento de que los enemigos más furibundos de esta fiesta están dentro de ella.

    Qué tristeza, qué dolor y qué desesperación supone comprobar que las estructuras de la tauromaquia actual están infligiendo más daño que cualquier campaña antitaurina.
    ¿Cómo se le puede conceder a Perera otro trofeo después de que un infamante bajonazo al tercero de la tarde? Y lo que es más grave: ¿cómo es que Perera lo pasea como si tal cosa?
  • Deprimente y bochornosa la actitud del público, pachanguero e inculto, que premió faenas impúdicas y permitió que un señor vestido de luces saliera a hombros en lo que habría que considerar como un verdadero puntillazo a la fiesta.

  • Un señor como El Juli nunca debió salir a hombros después de que le concedieran dos orejas de verbena, la segunda de ellas arrancada a un animal con los pitones rotos, sinónimos de una imagen deleznable, pecado mortal para la afición.
  • La corrida de Garcigrande, blanda, noblota y bonancible, como exigen los que mandan. Padilla no se cansó de dar rodillazos para animar a sus muchos seguidores, pero está muy mal y aburrió a todos. El Juli sonreía tras pases y más pases insulsos y despegados; y Perera no pasó de vulgar con dos tontas del bote. (Dénse prisa que esto se acaba…)
    Plaza de toros de Pamplona. Feria de San Fermín, séptima de abono. Lleno en los tendidos.
    Cinco toros de Domingo Hernández, desiguales de presencia y trapío, con dos vergonzosos toros que saltaron tercero y quinto. De gran ritmo y repetición el asador primero; pasador con movilidad sin clase el segundo; áspero y díscolo el informal tercero; feble con fondo el indecoroso quinto; de escaso fuelle para tan buen fondo el sexto. Y uno de Garcigrande, cuarto, bravo, codicioso y emotivo.
    Juan José Padilla (grosella y oro): vuelta y silencio.
    El Juli (azul pavo y plata): oreja y oreja.
    Miguel Ángel Perera (marino y oro): oreja y silencio.

1 comentario:

Jorge dijo...

Salida a hombros... de enanos taurinos. Qué feo, qué pena. // Atte., Torotino.