La feria de San Miguel ha sido pensada con un toque muy localista. Abundancia de toreros sevillanos y uno de Madrid, y mira por donde ha sido ayer el que puso de pie a la Maestranza en tarde de calor, pero de calor de verano, no de veranillo. Sevilla en su salsa.
Y Toreo ardiente dentro de la templanza y el reposo de López Simón que ha entrado como un grande en la Maestranza y que no abrió la Puerta del Príncipe porque se atolondró al entrar a matar al sexto.
Fue el único momento en el que le traicionaron los nervios, y era el momento de la gloria. Pero en todo caso López Simón ha desarrollado en el albero sevillano toda una lección de saber colocarse, de embarcar siempre cruzado, de vaciar donde mandan los cánones. Tres faenas llenas de matices. Trató con delicadeza la escasas fuerzas de su primero y todo lo hizo relajado y encajado.
Con el cuarto toreó sobre la derecha con una ligazón exquisita y siempre por bajo. Pero lo del sexto fue meritorio , al principio tuvo coladas alevosas por el pitón derecho, se plantó para vencer con pulso firme y valor auténtico el peligro del toro hasta meterlo en la muleta y corregir todas sus malas intenciones.
La gente se entregó al torero que al final pincha y pierde esa puerta de Sevilla.
Manuel Escribano se llevó tres inválidos y bregó hasta la saciedad para rendirse a la evidencia. En todo caso dejó una gran tanda sobre la izquierda en el tercero. Que pena de toro, que calidad, pero renqueaba. Y es que si la corrida de El Pilar sale fuerte habría sido de escándalo
No hay comentarios:
Publicar un comentario