Ese miedo sacudió hoy a la plaza. Sin embargo la gente pedía derechazos y naturales como si aquello fuera una de Garcigrande. El quinto, por ejemplo, que correspondió a Ferrera, se comía, literalmente, la muleta con la que el torero intentaba domeñar por bajo aquella embestida. Un toro que ya herido de muerte por un bajonazo tuvo fiereza para cornear con saña al banderillero Manolo Rubio que intentaba apuntillarlo.
En todo caso ayer Victorino ganó por goleada. La gente valoró mucho más el peligro que el miedo. Y el peligro pregonado lo ejerció la corrida. El miedo lo padeció la terna. Y es que salir a matar una de Victorino es como comenzar un partido de fútbol con dos goles en contra.
Parte facultativo
Un gesto de compañerismo. Frente a esa especie de desfile de pasarela –que es un invento actual--, bonito ha sido el signo de compañerismo de salir los tres toreros y sus cuadrillas junto al concluir la corrida. Cuando no existía esa moda, que es hasta ridícula. del desfile, siempre fue un gesto de compañerismo arropar en la salida al que no se le habían dado bien la tarde.
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