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jueves, 4 de junio de 2015

El encaje de Urdiales

Lo más importante de la tarde, en cuanto a lo que se entiende por el toreo con mayúscula, estuvo en la muleta de Diego Urdiales en su primero. Muy encajado, tragando de lo lindo hasta vencer al toro y cuajar un faena para aficionados, sólida y rotunda.
 El cuarto se apagó en la muleta pero, lo que es la vida, Urdiales que ha dejado muchos triunfos en la espada, ejecutó una de las estocadas de la feria. Lo malo para él, al que miran con lupa o ningunean algunos empresarios, es que no abre la puerta grande de Madrid ni a tiros.
( MARCA TOROS)


Movió bien los brazos Diego Urdiales a la verónica antes de cuajar una faena sosegada y asentada, de menos a más. Por cada pitón hubo una serie buena, de muletazos templados y buen trazo. De uno en uno. Pisó terrenos del toro en el epílogo, exprimiendo al toro con torería. Su segundo tuvo nobleza pero fue un animal bajo de raza y soso. Lo toreó con suavidad y despacio el riojano en una tanda inicial de mucha naturalidad y encaje. Hubo momentos sueltos muy toreros, apreciados por el respetable pero la falta de transmisión del animal condición su faena. Mató de estocada entera y saludó una ovación. 
(APLAUSOS)

Urdiales”. En todas las tardes ha dejado su marca de identidad y detalles de su personalidad pero hoy pudimos ver más que detalles. Su toreo pausado y templado encaja a la perfección con la afición de Madrid y así se lo reconocieron haciéndole saludar dos ovaciones. Su primero entró con gusto por el pitón derecho en el capote del riojano que lanceó pausado a la verónica. Mirón este primero que se tragaba el primero pero le buscaba en el segundo en las primeras series. Le costaba arrancar a los cites de Urdiales. Aguanta el riojano esas miradas y parones a mitad de pase por el derecho. Un par de naturales destacables y por encima el diestro ante un complicado astado. Uno a uno y entre pitones le robó derechazos con mucho empaque. Media en buen sitio que necesitó de dos descabellos. El cuarto fue más parado pero volvió a demostrar con pinceladas, la forma tan torera que tiene de entender su profesión. Ligó a media altura por el derecho sin quitarle el engaño y conduciendo la embestida con remate por bajo. Cuando le dejó un hueco salió desentendido queriendo rajarse. Muy templado el riojano con muletazos despaciosos aprovechando la poca fuerza del de Adolfo. Detalles muy toreros y de nuevo por encima de su rival. Estocadón aunque tardó en doblar y de nuevo el reconocimiento de la afición.
 (BURLADERO)

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