FERIA DE SAN ISIDRO
"Rafaelillo" cuaja una gran faena a un buen toro de Miura
Había sido una de las faenas grandes, de las de verdadera importancia, de las que tenían dentro sustancia y fundamento. Sobre la mano izquierda "Rafaelillo" la cuajó con "Injuriado", el 4º de la tarde y con el hierro de Miura.Pero, ¡ay!, aunque fuera por derecho, el murciano pinchó por dos veces antes de dejar un buen espadazo. Y ahí se esfumó la posibilidad de la Puerta Grande. Esta conjunción de torero y toro salvó, por otro lado, la honra de las corridas toristas de este serial, del que tan devaluadas salen todas ellas. El encierro miureño, con una gran presentación y muy en el tipo de estirpe, dio luego poco juego, por la justeza de sus fuerzas y la escasez de casta; del fracaso le salvo el mencionado 4º y, en menor medida, el que cerró la tarde.
La miurada, para cerrar San Isidro, suspende por falta de fuerza y el protagonismo no lo ha tenido el histórico hierro de Zaheriche porque la tarde ha sido de Rafaelillo que ha dado una lección de valor auténtico y, ¡ojo!, de toreo excelso, del de verdad, del que comienza por poderle a fiera hasta vencerla y lograr muletazos soberbios, en el toreo al natural y también en redondo. Faena, la del cuarto toro plena de sinceridad, desde los muletazos de rodillas echándose a la mole de Miura encima sin pestañear, hasta las series ligadísimas en las que el de Miura tuvo que entregarse al templ,e y al valor del torero.
Una faena que puso la plaza en pié en algunos pasajes y que merecía un final grandioso, o sea, una estocada fulminante. Era de puerta grande pero, ¡ay!, dos pinchazos dejaron aquello en una vuelta al ruedo. Rafaelillo lloró. Eran lágrimas de pundonor y de torero.
Javier Castaño de echó por delante dos toros de enorme sentido. Tragó de lo lindo en dos faenas sinceras, sin concesiones a la demagogia, muy por derecho. Un buen Castaño que ya echábamos de menos. Su segundo toro cogió con saña al banderillero Marco Galán. Fue un momento de la angustia porque el toro prendió por la chaquetilla al subalterno y luego lo corneó. Por su propio pie pasó a la enfermería.
Una angustia que no padeció Serafín Marín con el mejor toro, el sexto, al que trapaceó mal colocado, desconocido, no era el Serafín que se ganó el respeto de los aficionados. Se le fue un buen toro, y algo más.
Madrid, domingo 7 de junio de 2015. Toros de Miura. Bien presentados, entipados. Bueno el 4º, con fondo y un notable pitón izquierdo. Manejable el 6º. Complicados 2º y 5º. Deslucidos el 1º, sin ninguna fuerza, y el 3º, también blando. Rafaelillo, silencio y vuelta al ruedo; Javier Castaño, silencio tras aviso y silencio; Serafín Marín, silencio en su lote. Entrada: Lleno. Ángel Otero y Fernando Sánchez saludaron tras banderillear al segundo.
Parte facultativo de Marco Galán: ‘herida por asta en escroto que produce contusión y evisceración del testículo izquierdo. Puntazo corrido en pierna izquierda. Contusiones y erosiones múltiples. Es intervenido quirúrgicamente en la enfermería de la plaza de toros. Pasando al hospital San Francisco de Asís. Pronóstico reservado que le impide continuar la lidia”.
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