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jueves, 28 de mayo de 2015

LOS TOROS VISTOS POR EL QUE PAGA

Sobre Castella y " Jabatillo".

Algún joven aficionado que haya visto esta faena estará impresionadísimo por ella y la recordará, sin duda, como una de las que cimentaron su afición. 
Pero esta faena, que en ningún momento llega a conmover, es en esencia un monumento al neotoreo; faena que alguien puede tildar de “bonita”, pero sin la hondura, sin el desgarro, sin la entrega de las faenas grandes, faena sin riñones trazada desde la razón más que desde el corazón, en la que sus virtudes son lo compacta que es, lo bien estructurada que está, y la seguridad del torero a la hora de correr la mano y templar la embestida vibrante del toro. 
Con un paso adelante, yendo al sitio donde los toros hacen daño, estaríamos hablando de una grandísima faena. Tal y como la ha planteado en cuanto a los terrenos que ha pisado y la ejecución de las suertes, estamos hablando de la mejor faena de las que hemos visto en Madrid a Castella. El toreo caro de esta Feria, hoy por hoy, sigue siendo el de Eugenio de Mora.


Castella, el héroe de la tarde. Le tocó en suerte el famoso Jabatillo, lo vio claro y lo aprovechó de verdad. Primero diremos lo bueno, por ir con orden, y esto es un principio de faena inspiradísimo. Decimos que el toreo es improvisación, que no vale tener pensado lo que vas a hacer, sino que con el oficio y el conocimiento y las características de cada cual el toreo debe salir de una manera natural y fluida, y así fue el inicio de faena de Castella hoy en Madrid, que empieza en los medios con los pases cambiados sin rectificar a los que siguió una sucesión perfecta de trincherazos, naturales, un molinete y el pase del desprecio.
 Impecable inicio de faena. Mucho tiempo sin ver en Madrid un inicio tan rotundo y tan sólido, que deja la Plaza a toda presión, como una olla exprés. Luego, tras un desarme, viene una serie de naturales en la que sin llegar a ofrecer el medio pecho se trae al toro, pasándolo muy cerca, ligando los pases y corriendo la mano con temple y gusto. A partir de ahí la faena entra en los modos más convencionales, diríamos de la juliana manera, pero con más gusto, y pierde bastante aire cuando Castella toma la muleta con la derecha para dar una serie de redondos en los que su ventajismo y su toreo de afueras se impone.
 Retorna a torear con la izquierda, con menos cuajo que al principio, y termina la faena con unos doblones por bajo con los que se lleva el toro al tercio para entrar a matar, dejando una estocada baja de pésima ejecución, en la que tira la muleta al hocico del toro por lo que pueda pasar.
 Y con eso Mr. Policeman del palco le atiza las dos orejas (se dice pronto).

http://salmonetesyanonosquedan.blogspot.com.es/

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