
Por ejemplo, a Iván Fandiño le siguen negando la entrada en el en esa especie de club social con ingreso restringido, excepto para los chicos del golf, los de la corbata de Hermes en los días de boda y otros eventos de alcurnia. Por eso lo vemos anunciado en los carteles de la clase media, cuando su toreo, su verdad y su apuesta por lo auténtico andan muy por encima de su actual estrato.
Hoy mismo, sin alardes y con una actuación sincera, estuvo a punto de irse en hombros si no le falla, como tantas veces, la espada en el sexto.
Y es que en una tarde de aperitivo, antes de que lleguen hoy los figurones y las gatadas, Fandiño se gustó en el toreo de capa, en lances de rodillas y luego de pié muy ceñidos y reposados. Además intervino en quites con repertorio y acierto.
El sexto, sobrero, un novillote con movilidad, sin embargo se apagó pronto aunque Fandiño exprimió lo que buenamente pudo al animalito y decorar aquello con unos molinetes en cadena que entusiasmaron y fallar luego en dos pinchazos antes de la estocada.
El cuarto, con peligro pregonado le obligó a echarle casta a una faena de recurso sobre la base del valor.
En el quinto Escribano bregó sin fortuna ante un toreo moribundo. Pero no importa, Escribano va a torear mucho este año pues lo apodera una casa importante. Cobrará poco pero estará en todas las ferias. Así es esto
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