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viernes, 27 de mayo de 2016

EL NUEVO MAESTRO Y EL ALUMNO LATOSO

FERIA DE CÓRDOBA:
No se ha dicho aún, pero Talavante ya es un espejo donde se fijan los nuevos. Ese acto, el de crear escuela, quizá sea uno de los mayores orgullos de un artista, y una señal inequívoca de que el torero tiene sello. No es solamente el toreo de improvisación, la arrucina inesperada o el pase de muleta vuelta, con el cáncamo del palillo. Es además su estética, elegante pero no envarada, muy natural, que da lugar a un toreo fresco pero de mucha clase, dibujado gracias a sus brazos largos y al portentoso juego de muñecas con el que controla las embestidas. 
Así cuajó a su primero, un buen toro de Cuvillo, en una faena impecable, limpia y ligada, inteligente, muy bonita en el toreo ayudado, y clásica en el fundamental. Cortó una oreja y repitió premio frente al quinto, un toro de mucho carbón al que Alejandro, en plan de torero enrachado, fue capaz de someter en una pugna emocionante, de valor y ambición, de no quererse ganar la pelea por el nuevo.

Porque al nuevo hay que echarle de comer aparte. Ya en aquel debut en Olivenza que nunca olvidaré anunció que venía para torero grande, y ahora, de matador, ha comenzado pronto a confirmarlo. Hizo la faena de la tarde al tercero, un toro con calidad y las fuerzas medidas, al que había que torear con un pulso que es innato en este portento de chaval. 
Ginés Marín desgranó naturales de mucha cadencia, suaves y rítmicos, casi a placer, y también redondos con un toque de hondura. Los de pecho fueron larguísimos, y muy lentos, y los ayudados por alto finales, torerísimos. Un pinchazo antes de la estocada provocó que un pésimo presidente le negara el trofeo que tan legítimamente se había ganado.
 El mismo presidente que mantuvo en el ruedo a más de un inválido, incluido el sexto de la tarde. Aún no entiendo cómo fue capaz de ingeniárselas para arrancarle una oreja a semejante lisiado, pero él lo sabía, pues había brindado su inesperada faena a Talavante y a un Juli con la suerte de espaldas. Yo creo que les dijo: ¨os voy a dar la lata¨.
Por Álvaro Acevedo (cuadernostm)

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