No le veo por ninguna parte y, lo que es peor, no escucho su nombre. Quizá sea pronto, pienso, los empresarios andan por el top en sus llamadas y ya le tocará su número.
Pero ya han cerrado La Magdalena de Castellón y aunque están todos, o casi, sin contar a El Juli, están al modo de sota, caballo y rey o a lo peor sin tanto criterio. La repetición de la repetidera.
Y se oye el rumor de Olivenza y nada, más allá de la reaparición de Francisco Rivera arropado por Morante y Manzanares, la pareja de 2015 por el argumento artístico de la combinación y la capacidad y sagacidad de Toño Matilla de hacerse rápidamente a cada situación -guerra o postguerra-, y la situación indica que a la sombra de FIT y de la mano de Antonio Barrera se caminará más alegremente por este Valle de Lágrimas del toro.
Porque ésta es la otra Alianza de Civilizaciones junto a la Fusión Internacional de la Tauromaquia de don Alberto Bailleres, Simón Casas, José Cutiño...
A veces creo que Urdiales ha debido de matar a alguien directamente entroncado por el poder empresarial. A quién no lo sé.
La única certeza se halla en su izquierda y en ese Otoño pasado de Madrid que a muchos nos valió por toda la temporada.
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