Más de 60 cambios de apoderados se han producido en los principales escalafones del toreo, con el caso más comentado de El Juli, Alejandro Talavante --todavía en expectativos de destino-- y Diego Ventura.
Solo entre matadores de toros de alguna nombradía se han producido al menos 35 cambios de apoderado, con otra docena que aún no han encontrado quienes les dirija. Naturalmente el cambio se hace en la esperanza de ir a mejor en número y en condiciones de contrataciones.
Lo que ocurre es que luego no todo cambia.
Por ahora, hasta 35 matadores han cambiado de apoderados, como también han hecho una veintena de novilleros y más de 10 de rejoneadores. De los nombres que son más usuales en los carteles, hasta un total de 64 cambios se han contabilizado hasta la fecha.
De los que están en primerísimos lugares, sonado ha sido el cambio de “El Juli”, como será el próximo anuncio que tiene que hacer Alejandro Talavante, una vez que ha rescindido su efímero acuerdo con Curro Vázquez. Pero también Castella ha cambiado de una Casa a otra: de los Lozano a Manuel Martínez Erice; Escribano, que se ha ido con Taurodelta; Juan del Álamo, que firmó con Rui Bento Vázquez…
Entre los de a caballo, dos cambios estelares: Diego Ventura, que ha dejado a los Matillla para ser apoderado por los Lozano, y Hermoso de Mendoza, que dejó plantados para América a los Chopera, para firmar con la empresa de Bailleres. Y de los novilleros, los cinco más punteros cambiaron de dirección. El cuadro se completa con el cartel de libres con el que aparecen más de 20 profesionales de distintos escalafones.
Esto de cambiar de dirección profesional siempre ha sido en la historia una de las noticias preferidas el invierno. Lo usual es que se busque un mejor y más próspero acomodo en los carteles; en el fondo, poner un punto y aparte en lo hasta ahora hecho.
Luego la realidad, sin embargo, suele ser más dura: los que están arriba siguen siendo en la mayoría de los casos los mismos y los que buscan abrirse camino lo tienen igual de problemático.
Pero hay toreros, sobre todo figuras, que opinan que cambiar de apoderado de vez en cuando suele ser beneficioso, porque el torero se plantea nuevas metas y se pueden cambiar la relación de fuerzas con las empresas.
No siempre es así. Para la mayoría el cambio viene por entender el torero que la gestión llevada hasta ahora no daba los resultados apetecidos, acordes con sus merecimientos. La realidad suele enseñar que en realidad quien no alcanzó los resultados necesarios fue el propio torero.
Sin embargo, todo esto, al final, resulta bastante discutible.
Enrique Ponce lleva prácticamente toda su vida profesional bajo la misma dirección y desde luego mal no le ha ido.
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