Sí Huelva fuera
sensible, recordaría que Emilio Silvera es el torero que más veces ha hecho el
paseíllo en la plaza de toros choquera, totalizando treinta y una las veces que
ha cruzado el diametro albero en el que tantas ilusiones han puesto hombres y
mujeres. Nada menos que en veintidós ocasiones lo ha hecho como matador de
toros, tres como novillero y en seis oportunidades vestido de corto para actuar
en un festival a beneficio de una necesidad de la tierra en la que nació. Ha
lidiado sesenta y una reses, logrando cortar una oreja a veintitrés de ellas;
desorejar a seis y pasear el rabo de otras dos, siendo el primero en hacerlo a
veinticuatro horas de reinaugurarse el coso.
Y es, además, el único torero que
ha sido capaz de encerrarse como único espada en tan preciado escenario y
hacerlo porque lo necesitaba una institución muy querida por los onubenses, el
Recreativo de Huelva.

Sí Huelva fuera
sensible, homenajearía a este hijo y padre de toreros de la única forma posible
de honrar a los que, orgullosamente, ejercen esta profesión: en el ruedo,
toreando, como debe ser, como le gustaría a Emilio Silvera compartir este
cumpleaños con sus amigos, admiradores y paisanos.
Sí Huelva fuera
sensible, pediría la inclusión en la cartelería del torero de la tierra. Además
de ese homenaje popular, podría darse la circunstancia de que en el mismo abono
estuvieran anunciados padre e hijo, algo no usual en este intrincado mundo
taurino pero que en esta tierra llamada Huelva es posible si todos ponemos un
poco de sensibilidad.
Sí Huelva fuera
sensible, más que una placa recordatoria de la efeméride que se va a
conmemorar, le ofrecería a su torero una actuación en su casa de siempre, en La
Merced, donde derramó lágrimas de satisfacción por los triunfos obtenidos y
lágrimas de dolor por las cogidas sufridas (¿o ya no queremos acordarnos de
cómo sufrió esta ciudad el 3 de agosto de 1.997?).
Sí Huelva fuera
sensible, estaría al lado de Emilio Silvera en las próximas Fiestas Colombinas,
reconociéndose esa larga trayectoria profesional de casi treinta y cinco años
dedicados al planeta taurino.
POR VICENTE PARRA ROLDÁN
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