FUE CORRIDA DE SEIS TOROS y no de dos, pero como si lo fuera: tercero y cuarto, de estilos y hechuras dispares, fueron sobresalientes.



La plaza entendió pronto la importancia de sus embestidas y se pidió el perdón con entusiasmo. La plaza se puso a favor del toro ante el cual el diestro de Gerena estuvo colosal de temple y colocación en toda la pelea que resultó muy exigente.
Dos toros muy relevantes –brava la corrida en varas sin excepción- pero tres decepcionantes, el primero y los dos últimos.
Los tres de terna se embarcaron en faenas desesperantemente largas y planas .
El segundo de corrida, celoso y encastado, humillador, ágil y revoltoso, muy en victorino listo, pudo haber sido de alboroto. Sin la franqueza ni la clase de los dos sobresalientes. Pero bravo. La corrida más brava de la feria sin duda alguna.
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