Cuenta Gloria Sánchez Grande que "cuando un torero viene con hambre, le vale tanto el toro bueno como el malo". Y eso es lo que le ocurrió a Víctor Barrio con la oportunidad que la empresa le dio en Valdemorillo "El de Grajera estaba tocado por la gracia: todo le salió bien. Bordó el toreo fundamental, y también los adornos", explica la escritora, que más adelante añade: "Barrio hizo todo lo que sabía hacer, aquello que los viejos aficionados denominaban "estar en novillero", pero con el aplomo de un matador de toros en sazón".
Cuando un torero viene con hambre, le vale tanto el toro bueno como el malo. A Víctor Barrio la empresa le dio la oportunidad de Valdemorillo y se agarró a ella como clavo ardiendo. El de Grajera estaba tocado por la gracia: todo le salió bien. Bordó el toreo fundamental, y también los adornos, sobre todo en el capote, con el que estuvo variadísimo, ejecutando tafalleras, crinolinas, faroles, chicuelinas...
Tan espigado y serio como siempre, pero desbordando voluntad. Desde que comenzó el paseíllo desmonterado, Barrio hizo todo lo que sabía hacer, aquello que los viejos aficionados denominaban "estar en novillero", pero con el aplomo de un matador de toros en sazón.
Brindó el deslucido y blando tercero a su abuelo, fallecido recientemente, por quien lucía un discreto crespón negro en la manga del vestido grana y oro. Estuvo muy por encima de aquel Cebada, al que despachó de media estocada arriba, cortándole una oreja.
El sexto fue un buen toro, con clase y galope, aunque justo de fuerzas. A pesar de sus virtudes, Barrio tapó sus defectos, y el público, entusiasmado por la faena del segoviano, pidió la vuelta al ruedo del Cebada, de nombre "Cachondito", muerto de una eficaz estocada algo desprendida. Dos orejas preámbulo de una triunfal salida a hombros del coso de La Candelaria.
Qué alegría produce ver un torero al margen del "sota, caballo y rey" con el que nos empachan, feria tras feria, las creativas empresas taurinas del siglo XXI. Miren que buen cartel sale para el 2015: Pepe Moral, Juan del Álamo y Víctor Barrio. Tres matadores jóvenes con deseos de sacar la goma de borrar y capacidad para anular a "reaparecedores" oportunistas, como Fran Rivera, Jesulín y compañía.
Víctor, con tus ganas y determinación, a estos "viejos conocidos", no les dejes caer en la tentación de la vuelta a los ruedos y, a los aficionados, líbranos del mal. De Valdemorillo, sales bendecido. Amén y mucha suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario