Son palabras de Espartaco, que reaparecerá el Domingo de Resurrección en la Maestranza sevillana, reclamado por la empresa, y se cortará la coleta ese mismo día a los 52 años.
De repente, en medio de la crisis de la Feria de Abril volatilizada por la ausencia de las figuras, por hache o por be, de los Morante, Juli, Perera y Talavante, se ve anunciado el Domingo de Resurrección en la Maestranza.
Porque Espartaco ha dicho sí a la propuesta de una empresa con la soga al cuello que se colocó durante años y las puntitas de los pies sobre una banqueta a la que otros ya le han dado la patada:
"No podía decir que no. Es una locura. Ni siquiera sé si alcanzaré la preparación necesaria en este tiempo y ni mucho menos el nivel de las figuras de hoy. Pero Sevilla me lo ha dado todo. Todo lo que soy se lo debo a Sevilla. Desde los tiempos en que no tenía nada y Diodoro Canorea me ponía una tarde cada temporada"
Desde la última vez que el maestro de las cinco Puertas del Príncipe pisó el albero maestrante han pasado 14 años. Espartaco cuenta con 52 en el DNI y Sevilla ya no es ningún bolo, por responsabilidad y lo que representa en la historia, en la del toreo y en la suya propia, por categoría. ¿Por qué, Juan? “Porque me lo han pedido por favor y me necesitan. Que nadie vaya a pensar que es por dinero porque ni hemos hablado ni le he preguntado a mi apoderado, Rafael Moreno. No se trata de eso, que la gente no vaya a sospechar otra cosa. Ese mismo Domingo de Resurección me cortaré la coleta para presionarme a mí mismo y que no habrá otra tarde más allá de festivales. Será mi reaparición en Sevilla y mi despedida”. ¿Le ofrecieron otra corrida? “Sí pero no puede ser. Por puro respeto”Espartaco le dará la alternativa ese Domingo de Resurección, 5 de abril, a su paisano y discípulo Borja Jiménez, que es un calco del maestro física y conceptualmente. “Es como un doble compromiso”, dice el veterano torero de Espartinas. Como padrino estará José María Manzanares, el primer y único contratado del G-5. Y los toros serán de Juan Pedro Domecq.
Desde que tomó la alternativa en 1979 de manos de Manuel Benítez ´El Cordobés´, no todo el campo se allanó ante Espartaco, aquel niño torero que compartía pueblos y cartelería con Emilio Múñoz. Pero el toro ´Facultades´ de Manolo González le puso en el camino cuando la fe titubeaba, aunque en 1982 ya había abierto la primera Puerta del Príncipe de las cinco que acumula.
La hegemonia espartaquista se extendió desde 1985 a 1991 como número 1 del escalafón, batiendo el récord de Domingo Ortega. Una grave lesión de rodilla le obligó a retirarse en 1995. Atravesó un calvario de operaciones y rehabilitación en Estados Unidos. Hasta que en el 99 volvió a los ruedos por mero afán de superación. Como de nuevo hará el 5 de abril. Por responsabilidad, que era un rasgo de las figuras del toreo no hace tanto.
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