De repente, en medio de la crisis de la Feria de Abril volatilizada por la ausencia de las figuras, por hache o por be, de los Morante, Juli, Perera y Talavante, se ve anunciado el Domingo de Resurrección en la Maestranza.
Porque Espartaco ha dicho sí a la propuesta de una empresa con la soga al cuello que se colocó durante años y las puntitas de los pies sobre una banqueta a la que otros ya le han dado la patada:
"No podía decir que no. Es una locura. Ni siquiera sé si alcanzaré la preparación necesaria en este tiempo y ni mucho menos el nivel de las figuras de hoy. Pero Sevilla me lo ha dado todo. Todo lo que soy se lo debo a Sevilla. Desde los tiempos en que no tenía nada y Diodoro Canorea me ponía una tarde cada temporada"
Desde que tomó la alternativa en 1979 de manos de Manuel Benítez ´El Cordobés´, no todo el campo se allanó ante Espartaco, aquel niño torero que compartía pueblos y cartelería con Emilio Múñoz. Pero el toro ´Facultades´ de Manolo González le puso en el camino cuando la fe titubeaba, aunque en 1982 ya había abierto la primera Puerta del Príncipe de las cinco que acumula.
La hegemonia espartaquista se extendió desde 1985 a 1991 como número 1 del escalafón, batiendo el récord de Domingo Ortega. Una grave lesión de rodilla le obligó a retirarse en 1995. Atravesó un calvario de operaciones y rehabilitación en Estados Unidos. Hasta que en el 99 volvió a los ruedos por mero afán de superación. Como de nuevo hará el 5 de abril. Por responsabilidad, que era un rasgo de las figuras del toreo no hace tanto.
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