RECORDANDO EL DEBUT CON CABALLOS DE MIGUEL CONDE
Hace cuarenta años, el 23 de marzo de 1.975, fue Domingo de
Ramos y, pese a que las cofradías estuvieron pronto en la calle, la empresa de
la Monumental Plaza de Toros de Huelva ofreció una novillada con picadores en
la que debutó en esta categoría el diestro local
Con él hicieron
el paseíllo dos triunfadores de la temporada, Gabriel Puerta y Manuel Ruíz
“Manili”.
Para la ocasión se lidiaron novillos salmantinos de Sánchez
Cobaleda, muy cornalones y con poca casta. El primero fue soso y blando; el
segundo tuvo media arrancada; el tercero fue el más alegre y el de mejor
embestida; incierto el cuarto; con marcadas referencias en las tablas, el
quinto, que tenía dos respetables pitones y sin fijeza ni estilo el que cerró
plaza.
Gabriel Puerta equivocó la lidia de su primero que le avisó
varias veces por el pitón derecho hasta prenderlo, afortunadamente, sin
consecuencias. Después, se echó la muleta a la izquierda y le dio varios pases
sin mucho lucimiento. Mató pronto y aprovechó los aplausos para dar la vuelta
al ruedo. No se acopló con el cuarto y la faena fue vulgar y larga, sin nada
destacable pero, eso sí, dejó una gran estocada que le sirvió para saludar una
fuerte ovación.
El triunfador de la tarde fue Manili que totalizó tres
orejas después de una actuación valiente y con cosas buenas. Cortó una oreja en
su primero y las dos al cornalón que hizo quinto al que toreó junto a las
tablas exponiendo mucho, ligando los pases en las cortas arrancadas del animal
y dejando estela de su valentía, ganándose los aplausos y la admiración de los
tendidos que, en esta ocasión, no se congregara en mucho número en los
tendidos. Sin duda alguna, el buen clima, la cercanía de las playas y las
procesiones hicieron que el público no acudiera a los tendidos.
La atención de los aficionados onubenses estaba en el joven
Miguel Conde al que se le esperaba con expectación y con la avidez propia del
que desea asirse a un torero local que mantenga el fuego sagrado de la afición.
Su primero, el más bravo del encierro, le proporcionó una ocasión importante
para alborotar a sus paisanos y su actuación tuvo momentos de buen toreo, como
en unos naturales en que corrió bien la mano, pero la faena careció de la
debida ligazón, precipitándose al entrar a matar, cosa que hizo muy mal. Pese a
ello, dio la vuelta al ruedo.
Al que cerró plaza lo citó con ambas rodillas en
tierra, saliendo atropellado, Miguel no se confió ante un novillo que no le
ayudó lo más mínimo, por lo que al finalizar su actuación, fue silenciado.
Así fue el debut de Miguel Conde con picadores. Han
transcurrido cuarenta años y, hasta hace poco tiempo, el torero ha estado
ejerciendo su actividad profesional en un claro ejemplo de afición y
dedicación.
Hoy en día, Miguel Conde sigue ayudando a los jóvenes aficionados
onubenses que deciden dedicarse a esta difícil profesión y en la que siempre
encuentran a un gran maestro en el veterano torero onubense.
VICENTE PARRA ROLDÁN
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