La ganadería de Zalduendo debería estar prohibida por ley.
Y así, una vez más, se cumplió ayer en Valencia este continuo e insoportable bochorno de lo que no es ni el toro bravo ni la fiesta auténtica.
En el simulacro al que asistimos, en una tarde gélida, Morante de la Puebla liquidó pronto al imposible segundo de la tarde y luego echó mano de su calidad excepcional en unos derechazos sueltos al quinto, que a regañadientes embistió en la muleta del torero de la Puebla. A pesar de que enfrente no había otra cosa que un semoviente sin importancia, Morante compuso algo que sonaba a música celestial pero en un entorno impropio.
Alejandro Talavante. con lo más parecido que salió ayer al toro de lidia, el tercero, con el viento en contra, compuso una faena de momentos brillantes especialmente en los redondos. Había tersura en los muletazos y jerarquía en la compostura. Muy por encima del toro, empeñado en sacar algo del pitón izquierdo, no dio su brazo a torcer hasta conseguirlo. Se empeñó en una arrucina y todo lo hizo con torería, sin arrugarse ante las inclemencias del tiempo. Mató de un horrendo bajonazo pero a la gente no le importó y cortó la orejita. El sexto, fue un muestrario de defectos y Talavante se aburrió de intentarlo todo.
Valencia. Miércoles 18 de marzo de 2015. Toros de Zalduendo, el 1º como sobrero, desiguales de presentación; nobles y manejables en líneas generales, aunque faltos de raza; deslucido sexto. Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri”: Silencio y silencio tras aviso; Morante de la Puebla: Pitos y ovación con saludos tras aviso; Alejandro Talavante: Oreja con fuerte petición de la segunda y silencio tras aviso. Entrada: Casi lleno. Destacaron entre las cuadrillas José Antonio Carretero y Juan José Trujillo, quien se desmonteró en el sexto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario