Un gran toro de Fuente Ymbro en una tarde gris
Se llamaba Agitador, puro Fuente Ymbro.El toro blanco agitó la tarde con su galope, con su arrancada desde los riñones, con esa forma de ir raudo a por los estímulos. Decir un ¡ja! y allí estaba Agitador, puro Fuente Ymbro.
Tan puro Fuente Ymbro fue que cautivó a todos menos al que estaba delante, que no era otro que Paco Ureña.
Paco enseñó a Agitador, aquí lo tienen ustedes, de lejos en el caballo. Aquí lo tienen, por si no lo habían visto tan blanco y llamativo. Ahí va a por el caballo. Y aquí, hasta los medios se viene a mil por hora para coger la muleta. Una máquina de acometer frente a un humano sin la excelencia hoy en las yemas.
Puro Fuente Ymbro, que todos ven un gran toro y él torero no lo siente en su mano. Fueron mil pases, muchos mediocres, alguno bueno y la mayoría sin poso. El reposo no cabía, porque es de antojo difícil ver torear despacio cuando el toro acomete galopando a todo tren.
Así, entre carreras bravías, una plausible falta de fe y una fea espada se fue Agitador con las orejas puestas. Con las dos.
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