FERIA DE SAN ISIDRO.
En el toreo el toque de distinción separa a los toreros de calidad de aquellos ganapanes que trabajan como peones camineros. Este lunes lo pudimos comprobar con Posada de Maravillas y Roca Rey, dos novilleros de la zona alta y que en Madrid se jugaban su credibilidad. A Posada ya le conocíamos y del peruano Roca Rey teníamos referencias, las de su reciente actuación en Madrid donde a base de jugársela consiguió una puerta grande. Pero este lunes las cosas han quedado claras.
Y es que Posada en el cuarto, un novillo con mucha clase, a pesar de haber sufrido una cogida muy aparatosa, ha tejido el toreo sobre la izquierda con un aroma especial. Siempre en el sitio, desmayó la figura, meció la tela y sometió la embestida con ese fino toque que no molesta al toro pero lo lleva embebido en la muleta para rematar a la cadera. Como debe ser siempre. Sobre la mano derecha dejó también un sello de muletero caro. Entró a matar de verdad y cortó una oreja de ley.
Roca Rey trabajó, se arrimó, tiró líneas y se esforzó con un primer novillo muy apagado, para echar toda la carne en el asador en el sexto, que derrochó genio. El muchacho se fajó de verdad y cumplió. Pero es toque de distinción de Posada abrió un abismo entre ambos jóvenes novilleros. Por supuesto que el peruano, muy en la línea de Castella al que su toreo se parece como un fotocopia, podrá circular. Tiene la credencial de un valor sereno y pega pases como el que lava
El francés Clemente, se ha placeado por importante sitios, perfectamente arropado por sus mentores, pero seguimos sin observar grandes progresos y aunque apunta cosas buenas y una disposición evidente no solucionacon soltura en los trances comprometidos. Ayer bregó
con escasa fortuna ante un lote muy manso.
Madrid, 18 de mayo de 2014. Undécima de la Feria de San Isidro. Novillos de Conde de Mayalde, bien presentados, de muy buenas hechuras, serios y variados de capas. Extraordinario el 4º, ovacionado en el arrastre; con movilidad y exigente el 6º. El resto, a menos y bajos de raza.Posada de Maravillas, silencio y oreja; Clemente, silencio en su lote; y Andrés Roca Rey, palmas y saludos tras aviso. Entrada: Tres cuarto
En el toreo el toque de distinción separa a los toreros de calidad de aquellos ganapanes que trabajan como peones camineros. Este lunes lo pudimos comprobar con Posada de Maravillas y Roca Rey, dos novilleros de la zona alta y que en Madrid se jugaban su credibilidad. A Posada ya le conocíamos y del peruano Roca Rey teníamos referencias, las de su reciente actuación en Madrid donde a base de jugársela consiguió una puerta grande. Pero este lunes las cosas han quedado claras.
Roca Rey trabajó, se arrimó, tiró líneas y se esforzó con un primer novillo muy apagado, para echar toda la carne en el asador en el sexto, que derrochó genio. El muchacho se fajó de verdad y cumplió. Pero es toque de distinción de Posada abrió un abismo entre ambos jóvenes novilleros. Por supuesto que el peruano, muy en la línea de Castella al que su toreo se parece como un fotocopia, podrá circular. Tiene la credencial de un valor sereno y pega pases como el que lava
con escasa fortuna ante un lote muy manso.
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