José Antonio Campuzano está ya consagrado como un verdadero catedrático en Tauromaquia.
Primero porque ha demostrado una enorme capacidad para entrever las posibilidades que esconde un muchacho que comienza; luego, para formarlo en lo que es y debe seguir siendo la verdad de la lidia y del toreo.
Qué torero tan bueno está modelando con ese diamante peruano que se llama Andrés Roca Rey. Claro quedó sin duda alguna en esta segunda novillada isidril que su Puerta Grande de hace unas semanas no fue ni un espejismo, ni una pura casualidad.
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