Aquel percance afectó a la zona lumbar y a pesar de que el torero parecía recuperado, desde hace unos años los dolores fueron agudizándose hasta tal punto que el subalterno ha tomado la decisión de colgar el traje de luces.
"Cuando sufrí la cornada tenía 21 años y no me dolía nada, pero en torno a 2008 ó 2009 comenzaron los problemas.
Primero de forma intermitente pero conforme fue pasando el tiempo, de forma continuada. Vista la situación, en 2013 me operaron de nuevo pero no noté gran mejoría y el 2014 ha sido muy duro, eché la temporada adelante sin ni siquiera poder entrenar", relata el propio torero de plata, que continúa: "En agosto me falló la pierna y me pegaron una cornada en Roa de Duero. Ahí me di cuenta de que no estaba en condiciones para torear.
Para hacer vida normal, sí; pero para torear, no", admite.
A partir de ese momento, comenzó a consultar a médicos y todos le hicieron el mismo diagnóstico: "No conviene volver a operar porque podría quedar peor y ya ni hacer vida normal. La intervención es compleja, podrían tocarme el nervio ciático y complicarse todo aún más, de modo que he tomado la decisión más dura, pero también la más sensata", comenta, y subraya: "Hubiera preferido irme de otro modo, pero no quiero dar lástima en el ruedo y que piensen que soy un irresponsable.
Tengo 34 años, llevo desde los 18 como banderillero, y no me voy ni frustrado ni amargado, al revés, lo hago con la tranquilidad de saberme querido y respetado por los compañeros. Con ninguno he tenido nunca ningún problema y esa es mi mayor satisfacción".Isaac Galvín espera, a partir de ahora, seguir vinculado al mundo del toro: "No sé aún de qué forma, pero el toro es mi vida y quiero que lo siga siendo", concluye.
Galvín toreó a las órdenes de toreros como Daniel Luque, Salvador Vega, Octavio Chacón, Alejandro Morilla, Rubén Darío, Cristo González, Canales Rivera, Emilio Oliva, Óscar Higares, Manolo Sánchez... y, en los últimos tiempos, con Javier Jiménez.
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