La papeleta era grande, la apuesta podía hacerle encumbrarse, pero también podía pasar lo ocurrido o peor, por ello es de admirar que sin necesidad se planteen tardes así, para el aficionado, que como se ha visto se ha movilizado.
Llenar la plaza ya ha sido un aldabonazo, pero se necesitaba algo más. Como todas las apuestas que dan opción de ganar mucho, ahora también espera San Isidro, y Madrid medirá con exigencia sus actuaciones.
Si bien no ha sido un petardo sonoro, si se han echado en falta muchas cosas, como su pureza en la suerte suprema, esa firmeza en ir para delante en cada paso, la suavidad en el toque y muletazo tratándose de varios toros que no admiten el toque brusco...es de reconocer, pese a todo, que no ha estado por debajo de ningún toro, y que estar dignamente no es nada fácil, exceptuando el esperpento del sexto.
Pero hace falta algo más en una tarde de gran expectación, aficionados venidos de toda España y Francia, finalmente se logró colgar el No hay billetes, un gesto sin precedentes, vaya por delante mi agradecimiento por que el ambiente que hemos vivido y las cosas que se han visto en la plaza hayan podido ocurrir. Si bien todo es mejorable, hemos podido ver a un Fandiño que ha matado con dignidad, es decir, sin estar por debajo de ningún toro, pero sin la variedad y sobre todo esa ambición que le hubiese hecho embestir a él cuando el toro lo hacía a medias.
Quizá la presión por autoexigirse, el guión mental previo y demás planificación sin aún conocer las condiciones de cada toro, sobrecargaron al de Orduña, que pese a estar ante un público deseoso de toros, de verle, y de que pasasen cosas, muy receptivo, llegó a perder el ánimo al ver que la tarde avanzaba y se esfumaba sin algo gordo, e incluso a perder los papeles, completamente desbordado en el final del festejo.
Rubén Sánchezhttp://reflexionandoalaveronica.blogspot.com.es/
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