BATALLA TRIUNFA EL DOMINGO DE
RESURRECCIÓN DE 1.965
Por VICENTE PARRA ROLDÁN
Era el Domingo de Resurrección de 1.965, el 18 de abril y en
la plaza de toros de Huelva se celebró una novillada en la que triunfaron los
sevillanos Rafael Astola, con dos orejas, y Paco Cantero, que obtuvo otra, pero
que se vieron superados por el onubense Antonio Muñoz “Batalla”, que totalizó
tres apéndices.
Para la ocasión se contó con un encierro de García
Valdecasas, destacando los lidiados en los dos primeros lugares; el tercero fue
el garbanzo negro del encierro; el cuarto, un esaborío y dejando que desear los
dos últimos.
Mermado de facultades físicas a causa de un ataque de
amígdalas, el choquero Batalla tuvo una vibrante actuación, con un artístico y
variado toreo de capa, destacando, en un peculiar quite por chicuelinas, y con
una ruidosa actuación con la muleta. A su primero lo muleteó con mucho arte
tras recibirlo con cinco estatuarios para, después, mover suavemente el trapo
rojo tanto toreando al natural como por redondos, cerrando las series con
profundos pases de pecho. Dejó media estocada y un descabello antes de pasear
las dos orejas. Tras la vuelta al ruedo, Antonio Batalla pasó a la enfermería
donde se le curó un corte en la mano que se produjo con el estoque durante la
faena de muleta.
Redondearía su triunfo en el cuarto, que brindó a Pablo
Gómez Cerrón.
El onubense le realizó una faena de más temperamento y fuerza a
base de redondos antes de dejar un estoconazo que remató con un descabello,
ganándose otro trofeo.
Repitió triunfo Rafael Astola que tiró con majestuosidad por
redondos y naturales, corriendo bien la mano al primero de su lote, cerrando la
faena con unos ayudados por bajo, necesitando de un pinchazo en lo alto y
media, conquistando dos orejas. En el quinto volvió a lucirse con el capote e
inició la faena de muleta rodilla en tierra para seguir toreando al natural
entre los aplausos de los espectadores y la música en su honor pero, al fallar
con la espada de matar, perdió un trofeo.
Debutaba con picadores el sevillano Paco Cantero. Con su
primero se lució en una serie de redondos aprovechando las arrancadas de su
oponente antes de que se rajara para seguir con valentía y lograr algún que
otro muletazo. Tras una estocada, paseó una oreja. En el que cerró plaza, un
manso de solemnidad y al que costó mucho picar. Paco Cantero aprovechó los
escasos viajes del animal y, sin perderle la cara, lo trasteó antes de acabar
con él y recibir una ovación.
Tanto el onubense Antonio Muñoz “Batalla” como el sevillano
Rafael Astola salieron a hombros por la puerta grande con el beneplácito de los
aficionados.
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